miércoles, 5 de octubre de 2016

El Desierto - Parte VII

Hasta ahora hemos estudiado cuando es Dios quien te lleva al desierto y para qué te lleva. En ésta parte vamos a ver la segunda razón para ir al desierto; alguien te hace huir.

Aquí vamos a mencionar dos principios:
A.  Ser fiel, íntegro, valiente, un saco de virtudes; te puede crear problemas con alguien.
B.  El que Dios te haya escogido para un ministerio no significa que vas a llegar a él por un camino glorioso. La dicha no está garantizada durante el camino. Talvez al final.

En 1 Samuel 18 vamos a ver como David se ganó un pasaje para ir al desierto. "Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl.” Verso 5 Aquí vemos la reputación de David.

"Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles. Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino." Versos 6-8 Aquí vemos que la gente le atribuyó más éxito a David que a Saúl y a Saúl no le gustó.

"Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David” Verso 9. Empezó el problema.

"Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano." Verso 10 Dios no manda demonios a atacarte. Dios permite que seas atacado como en el caso de Job. Aquí fue que Dios ya había desechado a Saúl por su rebeldía. 1 Sam. 15:22-23. Cuando Dios termina contigo empieza el diablo. "El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová." 1 Sam. 16-14 
                                                         
"Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces." Verso 11. Cuando alguien como Saúl la coge contigo, te quiere cambiar el ministerio. En éste caso Saúl le quería cambiar el ministerio de rey al de tiro al blanco.

"Más Saúl estaba temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl;" verso 12. Aquí se le complica el problema al envidioso cuando se da cuenta de que Dios está contigo. Hay dos tipos de envidia en el Reino. Cuando Dios le da a alguien algo que yo no tengo y la otra es cuando Dios le da a alguien lo que a mí me quitó.

"Por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de mil; y salía y entraba delante del pueblo." verso 13. Ahora Saúl le tiene miedo y lo quiere tener lejos pues como atacó y falló tiene miedo ahora de que David lo ataque.

"Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él." Verso 14. Aquí vemos la respuesta de un hombre espiritual. Cuando la carne de alguien te ataca, tú no respondes en tu carne. Tú respondes espiritualmente. No te rebajas al nivel del que te ataca. Te enfocas en lo que Dios te mandó a hacer. Vences el mal con el bien.

"Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él." Verso 15. El carnal se confunde cuando tú no respondes como él esperaba.

Tres veces dice “y Jehová estaba con él” en éste capítulo versos 12, 14 y 28. Tres veces en éste capítulo Saúl conspira para matarlo, con la lanza en el verso 11, con la guerra en el verso 13 al hacerlo jefe de mil y con los filisteos en los versos 17, 21 y 25. Tres veces dice que Saúl le tiene temor, versos 12, 15 y 29.

Veamos el cuadro que tenemos: alguien que tuvo un llamado y un ministerio y lo perdió, la coge con alguien llamado y ungido, lleno de gracia y éxito y en vez de humillarse y aceptar su condición trata de destruir al que Dios está usando. No solo tiene a Dios en contra, sino que da rienda suelta a su envidia y a su temor a tal grado que degenera en una compulsión neurótica.
                      
En el Cap. 19 continúa con una orden para matar a David. Busca cómplices. Vuelve a cogerlo de tiro al blanco en el verso 10. Lo manda a matar en su casa en el verso 11. La compulsión degeneró más todavía. David se va con Samuel. David se refugia con el hombre de Dios y como quiera Saúl no retrocede. Tres veces manda Saúl mensajeros para traer a David y Dios lo detuvo. Va Saúl en persona y Dios le cae encima y ni aun así cede.
                      
En el cap. 20 David huye. Jonatán intercede por él y por poco Saúl lo mata. Verso 33.
EN el cap. 21 David se acerca a otro hombre de Dios, el sacerdote Ahimelec. De ahí huye de “la presencia de Saúl” v.10, y se va con los filisteos. A veces uno tiene que refugiarse con los impíos pues hasta con los hermanos se cae en desgracia. David hasta se hizo pasar por loco para sobrevivir.
                             
En el cap. 22 David huye a la cueva de Adulam. Allí apareció su familia. Cuando caes en desgracia por causa de un rey loco, aparece tu familia, o los verdaderos amigos. En la pérdida y en la desgracia aprendes quienes son tus familiares y tus amigos. También aprendes a identificarte con el dolor. V. 2. Del palacio a la cueva. De la victoria a la huida. Del reconocimiento al olvido. De jefe de mil soldados a jefe de cuatrocientos amargados, de tener la confianza de los cercanos a Saúl a pedir favores a los extraños. V. 3.                                                                       
Pero Dios estaba con él. Y lo está todavía en el v. 5. Espera que Dios se muestre en todas las circunstancias. En el verso 8 vemos como empeora la condición de Saúl. “todos han conspirado contra mí”, “no hay quien se duela de mí, “mi hijo se ha levantado contra mí”. La cura de Saúl es distorsionar la realidad, cantarse víctima, y mentir. Por eso los locos mienten y los mentirosos se vuelven locos.
                     
En el verso 18 sigue la degeneración, Saúl mata ochenta y cinco sacerdotes. ¿Reacción de David? No adjudica responsabilidad; asume la responsabilidad. En el v. 8 vemos al rey loco cantándose víctima y en el 18 vemos a la víctima tomando la responsabilidad por lo que hace el rey loco.
                          
En el cap. 23 seguimos viendo como en la desgracia y en el desierto David sigue actuando rectamente. Los filisteos atacan a los suyos y David consulta a Dios y con la dirección de Dios libra a los suyos. Pero los suyos en vez de solidarizarse con David, después que los libró, se venden con el rey loco. David huye al desierto, pero Dios seguía con él. V. 14. Cuando parecía que David iba a ser capturado por Dios interviene. Verso 27.
                                                                               
En los caps. 24 y 26 Dios pone a tu enemigo en tu mano a ver qué tú vas a hacer. David le perdonó la vida al causante de sus problemas. Tres veces dice Dios que la venganza le pertenece. Det. 32.35, Rom. 12:19, Heb. 10:30 "No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal." ROMANOS 12: 21

En el cap. 25 David “perdió la tabla”. David se iba a vengar, pero Dios le salió al encuentro. Versos 21-26.

En el cap. 27 David se cansó de huir y vuelve a refugiarse con los filisteos. Aquí el rey lo hace su guardaespaldas. De loco a guardaespaldas. Jum. A veces Dios te da sorpresas en el desierto.
                                                                                               
En el 29, “se le acabó el guiso”. Los filisteos lo rechazan. Para colmo lo atacan los amalecitas. Dios aprovecha para ejecutar venganza contra los amalecitas. Vemos que con todo lo que David ha sufrido su corazón no se ha encogido. En el v. 24 premió a los que se quedaron y en el 26 reparte el botín con los que le ayudaron.
             
¿Te perseguirá el rey loco para siempre? No.                                                  
¿Estarás huyendo siempre? Tampoco.

Al principio te mencioné dos principios.
  1. Los justos sufren persecución. 2 Tim. 3:12 Y sufren precisamente por ser justos. Ejs. José Gen 39:2-4, 21-23, Job 1:8-11, 2:3 Daniel 6:2-4 Elías 1 rey. 19
  2. El tener un llamado no significa que llegar a él va a ser fácil. La felicidad o dicha está al final no en el camino.2 Tim. 3:3-10, Antes de la Tierra Prometida hay que pasar por el desierto. Sal. 37:37, Heb.11:25-26, 12:2 La aflicción forma el carácter. La escasez y la pérdida nos van a ayudar a dar el justo valor a las cosas y a las circunstancias. Un rey envanecido causa mucho dolor. Pero un rey quebrantado que ha pasado por dificultades podrá entender a los pobres y necesitados, a los fracasados y derrotados, a los tristes y frustrados, a los desamparados y olvidados. En el reino de Dios todo ministerio tiene que ver con gente y gente necesitada. Si tú no sabes lo que es la necesidad, Dios no puede poner gente a tu cargo no sea que los dañes. David iba a ser el rey protector de los pequeños. Por eso Dios lo pasó por el desierto de la escasez y la incertidumbre. Para que proveyera provisión y seguridad a los pequeños. ¿Aprendió David la lección? Continuará…