lunes, 2 de enero de 2017

El Desierto - Parte IX

En la sección anterior estuvimos viendo como David fue al desierto dos veces. La primera vez fue para adquirir la formación que lo llevó a ser un mejor rey que Saúl. Pero al olvidar el propósito para el cual Dios lo hizo rey, pecó peor que Saúl. Esto me recuerda unas palabras de mi amigo y pastor Tony Plenero; “Cuando nos desenfocamos de Dios, nos desenfocamos de sus promesas.” David se desenfocó totalmente. No tuvo misericordia, tuvo en poco la Palabra de Jehová. “Me menospreciaste” le dice el Señor. “hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová.

¿Qué nos enseña esto? Lo que he venido repitiendo; “el desierto facilita el aprendizaje, pero no garantiza la enseñanza”. Por otro lado, el que Dios te complazca en todo no garantiza que no le vas a fallar.
Entonces surge la gran pregunta; que atormenta a los creyentes; ¿hay forma de no fallarle a Dios? La Palabra, el ES, el cuerpo de Cristo, la oración, el ayuno; ¿nada de eso garantiza una vida en donde no fallemos? La respuesta es no. "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros. Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo." 1 JUÁN 1:8 - 2:6

No hay garantía de que no vamos a pecar. La garantía es el verso 1:9, el perdón está garantizado “si confesamos”. Los que quieren seguridad de salvación, ésa es la seguridad. La cruz trajo solución al pecado ya que el hombre era incapaz de vencer al pecado. Dos cosas se interponen entre Dios y el hombre; el pecado ("pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír."

ISAÍAS 59: 2) y la incredulidad ("Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan." HEBREOS 11: 6). Dios resolvió el pecado, pagó por él en Cristo ( "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." 2 CORINTIOS 5 : 21)

Los que quieren seguridad de salvación alegan que no se puede perder, aunque pequemos pues el que “ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”, Stgo 2:10.

En otras palabras, nadie se salva por cumplir con todo. Y eso es perfectamente correcto. Por eso la obediencia perfecta del hombre no podía ser el requisito para salvación porque si no, nadie se salvaba. Por eso Dios reveló desde antes de la ley que el requisito de salvación es la fe. Cuatro veces en la Biblia dice que el justo vivirá por la fe. Hab. 2:4, Rom. 1:17, Gal. 3:11 y Heb. 10:38. Entonces, si la fe es el requisito de salvación y no el no pecar; ¿por qué Dios pagó por el pecado? Primero, el pecado se interpone entre Dios y el hombre, segundo el hombre no podía quitarlo del medio.

¿Y por qué no resolvió de una vez el problema de la incredulidad? Porque el hombre puede creer o no por su propia voluntad. "Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él." JUAN 1: 7, "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él." JUAN 3: 36, "para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste." JUAN 17: 21, "Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, aunque alguno se levantare de los muertos." LUCAS 16: 31. Por eso las advertencias tan severas contra la incredulidad. "Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar.” ROMANOS 11: 20-23, "Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;" "Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad." HEBREOS 3: 12 y 19. Por eso la importancia de creer. "Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado." JUAN 6: 29

Por eso la importancia de que las obras ocurran con y para la fe. "Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma." SANTIAGO 2: 17. Por eso las obras son importantes en nuestra vida en relación con la fe y no con la salvación. "¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?” “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.” SANTIAGO 2 :22 y 26. Todas nuestras obras tienen que ser resultado de nuestra fe. La fe nos consigue el “paquete” de la gracia, no necesariamente el no pecar. "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él." "En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos." "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos." "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe." "¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios." "Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca." 1 JUÁN 5 :1-5, 13, 18. Aquí vemos que si crees, eres nacido de Dios, si eres nacido de Dios, amas a tu hermano, guardas sus mandamientos y vences al mundo. Si crees, tienes vida eterna (13), no practicas el pecado, Dios te guarda y el maligno no te toca (15). Todo por creer.

Cuando miramos en el NT, nos damos cuenta de que el pecado ya no es una amenaza excepto cuando amenaza nuestra fe.  Por ejemplo, si la fe se perfecciona con las buenas obras, cuando pecamos amenazamos nuestra fe pues en el creyente el pecado ya no es un acto de rebeldía sino de incredulidad. "De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre." JUAN 14: 12 "Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres." TITO 3: 8 "Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;" 1 JUÁN 2 :3- 4 En éstos pasajes creer, conocer y obrar van juntos. "Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." JUAN 6: 69 No puedes conocerlo sin creerle ni creerle sin conocerle. El caso de Abraham, su fe la vemos no solo porque obedeció sino también porque él y Dios se conocieron. Vimos en el pecado de David que Dios no lo acusa de rebelde como a Saúl sino de no creerle a Dios.

¿Qué tiene que ver toda ésta disertación sobre el pecado y la incredulidad con el desierto? Partimos de que no hay garantía de obedecer perfectamente a Dios y ésta corta exposición sobre el pecado es para aclarar que no hay por qué pensar que cada vez que pecamos perdemos nuestra salvación. Dios ha sido propicio a nuestros pecados en Cristo. "Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo."  "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados." 1 JUÁN  2:2 y 4:10 Ya el pecado no va a interrumpir nuestra relación con Dios, la incredulidad sí. Lo que sí nos tienen que preocupar es cuando actuamos en incredulidad, negando con nuestros hechos su Soberanía, su Provisión, su Voluntad, Su Propósito y cuando permitimos en nuestras vidas todo aquello que sea contrario a su naturaleza y su santidad.

Y ¿qué tiene que ver todo esto con el desierto? El desierto es el lugar que Dios escoge para restablecer una relación rota o interrumpida. Es donde Dios hace que te enfoques en él nuevamente, “no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento." 2 PEDRO 3: 9 Por eso el desierto es otro recurso más para mantenernos creciendo y dando fruto.

De ahí pasamos a la cuarta forma de ir al desierto; tú decides ir. "Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba." MARCOS 1: 35

Les decía en una enseñanza anterior, que hay santos que se someten a la muerte, a la renuncia de todo y a la intimidad con Dios con tanto placer y dedicación, que Dios los encuentra en el desierto; no tiene que llevarlos. "Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel." LUCAS 1: 80, "Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible." HEBREOS 11: 24-27 "Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros." HEBREOS 11: 36-40

En la Biblia tenemos personas que, aunque no estuvieron en el desierto buscaron a Dios intensamente a pesar de sus circunstancias buenas o malas. "Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días. “JOB 1: 5, David, "Siete veces al día te alabo A causa de tus justos juicios." SALMOS 119: 164, "Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes." DANIEL 6: 10, "Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia” ISAÍAS 26: 9

Si Dios te ha bendecido con cosas, relaciones, reconocimiento, ministerio, etc., nunca permitas que ésas cosas descuiden, sustituyan o distraigan tu relación con Dios. Aprende a salir de tu rutina, zona de comfort, de creerte que todo va a ser delicados pastos y aguas de reposo y busca tu desierto. No esperes que dios te extrañe y te llame al desierto a las buenas o a las malas. Por eso la palabra nos previene sobre la comodidad.

¿Nos exhorta la Palabra a cuidarnos de la comodidad y los placeres de éste mundo? "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." JUAN  2: 15-17, "La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto."  LUCAS 8: 14, "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día."  LUCAS 21: 34, "Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo," FILIPENSES 3: 7-8,  "Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre." 1 TIMOTEO 6 : 11

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