Terminemos
de ver algunas declaraciones de Zwinglio para terminar de ver su exposición en
cuanto a la predestinación. Para ver todo el texto que estoy utilizando pueden
ir a la Parte 9.
¿Qué hacer entonces de los
muchos textos escriturarios que parecen relacionar la salvación con las obras?
Se les explica fácilmente con sólo tener en mente que las obras humanas, así
como todo cuanto sucede en la creación, son el resultado de la predestinación divina.
Aquí se aborda el tema de las buenas obras y los textos que las mencionan en
relación con la salvación. Los que
construyeron la predestinación, estaban respondiendo a la teología catòlica que
“explotaba” las buenas obras para controlar a la población. De ahí que tenían
la necesidad de transferir toda implementación de la salvación a Dios y por éso
el libre albedrío era un estorbo para validar su sistema teológico. Me explico. En Santiago es en donde se habla
de la necesidad de las obras y por eso Lutero ni quería incluir a Santiago en
el canon de NT. Lo que no se percataron es que “los textos escriturarios” que
parecen relacionar las obras con la salvación, no son tales. Cuando Santiago
dice en el cap. 2:14 “¿podrá la fe salvarle?, Santiago está dando por sentado
que la fe es la que salva. (dejando a un lado si la fe la pone el hombre o
Dios), lo que Santiago dice de las obras es que perfeccionan la fe. Cuando dice
en v. 24 “Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no
solamente por la fe”, lo que está estableciendo es que la fe que salva está
validada por las obras. La fe está intrínsecamente ligada a las obras. Los
ejemplos que pone, que ambos están en Heb. Cap. 11, los utiliza para ilustrar
lo que está diciendo que es “donde hay fe, hay obras”. Si vamos a Hebreos cap.
11 en donde se habla de la fe, nos van a señalar la acción por la cual sabemos
que hubo fe.
Santiago
no está planteando nada distinto a lo que se plantea en Hebreos 11. Así que
Santiago no está estableciendo que las obras salvan. Está estableciendo que la
fe sin obras está muerta, no sirve. Por eso yo enseño que la fe es una decisión,
pero te lleva a actuar y muchas veces es un acto de obediencia. Además, a la
hora de ver cómo nuestro evangelio afecta el mundo, tenemos que aceptar que
sólo Dios puede ver tu fe, pero el mundo solo puede ver tus obras.
Santiago
en el 1:21 dice que “la palabra puede salvar vuestras almas”. La fe viene por
el oír y el oír por la palabra de Dios, Rom. 10:17. Por lo tanto deduzco que
Santiago entiende que la fe es la que salva. Siguiendo con lo de “los textos
escriturarios que relacionan las obras con la fe” que no son tales; en el resto
del NT vemos que las obras son prueba o evidencia de la fe y la transformación
que ha ocurrido. En el NT se sostiene que la justificación es por la fe y
cuando se menciona a las obras, en la mayoría de los casos, el énfasis es en
las obras de la ley. Las obras no salvan.
Si acaso perfeccionan la fe como dice Santiago. Seremos recompensados por ellas
de parte de Dios, y reconocidos por ellas por parte del mundo. Más adelante
abundaré sobre esto cuando demuestre que la fe no es una obra de la ley.
Cuando
Zwinglio y los teólogos de la predestinación responden contra el argumento de
que las obras humanas salven, ese argumento era un argumento católico que a
través de la historia nos sigue llegando a través del legalismo que aparece en
todas las denominaciones y movimientos hasta el presente. No responden a que
encuentren en la Escritura textos que digan que las obras salvan. Como ya
expliqué, en el NT lo que tenemos es la controversia entre justificación por la
fe vs. obras de la ley, no justificación por la fe vs. libre albedrío. El
problema que crearon los teólogos de la predestinación es que dieron por
sentado que el futuro existe y por lo tanto el destino. Cuando empezaron a
contestar el hecho de por qué unos se salvan y otros no, todas las posibles
respuestas estaban restringidas a el futuro y al destino. De ahí que su
definición de soberanía y de los atributos y acciones de Dios quedan enmarcadas
o condicionadas a ese futuro o destino. De ahí que no cabe en su sistema que
Dios haya creado seres con voluntad para desobedecerle y tampoco cabe que no
creara los eventos por suceder, sino que creó innumerables causas para producir
innumerables eventos dentro de los límites de tiempo y los límites que le
impuso al mundo material y al mundo no material. Por eso vemos la respuesta al
problema creado por las supuestas obras que salvan en la siguiente aseveración;
Se les explica fácilmente
con sólo tener en mente que las obras humanas, así como todo cuanto sucede en
la creación, son el resultado de la predestinación divina. Si leen el resto del texto en la parte 8,
verán que no es que Dios diseñó cuales eran las obras que los salvos iban a
ejecutar, sino que Dios predestinó a los salvos para hacerlas. No van a ser
producto de tu fe o tu decisión sino producto de un acto directo de Dios pues
nada puede ocurrir sin que Dios haga que ocurra según Zwinglio en éste caso,
pero que los demás teólogos de la predestinación lo sostienen. Para resumir,
veamos lo siguiente. “Zwinglio afirma que la
razón por la que los «teólogos e hipócritas del apetito animal» insisten sobre
el libre albedrío es que no conocen la profundidad y el alcance de las
consecuencias del pecado original -aseveración que no concuerda del todo con su
otra aserción de que la naturaleza misma de Dios requiere que se niegue el libre
albedrío.
En resumen, la
predestinación y la negación del libre albedrío se siguen de la naturaleza de Dios,
así como del estado actual del humano.”
Aquí vemos como se etiqueta a los
que cuestionan la predestinación. Son “teólogos e hipócritas del apetito
animal”. Según Zwinglio, cuestionan porque son carnales y quieren defender sus
apetitos. Pero para “suavizar” la acusación aclara que es que “no conocen la
profundidad y el alcance de las consecuencias del pecado original”. En otras
palabras, si alguien sostiene el libre albedrío, no es porque es un lavado en
la sangre de Cristo que encuentra en la Palabra razones para cuestionar sino
porque no acepta la definición de incapacidad del hombre para creer y querer
que los que necesitan la predestinación han construido para sostener su
argumento. Como dije anteriormente, el libre albedrío es un estorbo para su
concepción de soberanía producto de la falsa premisa de que el futuro y el
destino existen. Justo me lo confirma en la última oración: En resumen, la predestinación y la negación del libre
albedrío se siguen de la naturaleza de Dios, así como del estado actual del
humano.” Ante esto, Calvino al
percatarse de las contradicciones que ésos argumentos generan, no va a definir
la predestinación en ésos términos sino que va a partir de las Escrituras para
construir su argumento y presentarnos algo menos cuestionable y si hubiera algo
cuestionable, recurre a los misterios de Dios. Luego, en resumen, la doctrina de Calvino sobre
la predestinación se basa -o al menos pretende basarse, no sobre la
especulación acerca de la omnipotencia y la presciencia de Dios, sino sobre el
testimonio de las Escrituras. La predestinación como conclusión lógica que se
deduce de lo que la razón pretende conocer de la naturaleza de Dios es algo que
Calvino rechaza como un caso más en que el orgullo humano pretende sobrepasar
los límites de nuestra naturaleza. La predestinación escrituraria es doble, es
decir, hay predestinación para la elección, así como para la reprobación y no depende
del conocimiento anterior que Dios tiene de las acciones humanas futuras.
Aunque esto es un gran misterio, tal doble predestinación no disminuye la
justicia y el amor de Dios.
CALVINO
Juan Calvino es para mí el más
brillante de los reformadores. No porque me convence sino por la forma en que
sistematizó y estructuró su teología. Sus Instituciones no solo estabilizaron
el desarrollo de la teología, sino que que la influenció hasta nuestros días.
Por eso se habla hoy de “calvinismo”. Como su obra es extensa, solo voy a tocar
lo que concierne a la predestinación y algunas doctrinas directamente
relacionadas.
Comencemos con la caída. Calvino
cuando habla de la caída la define como total y dejó al hombre incapacitado de
querer o decidir por el bien.
Es cuando se busca el
conocimiento de la «cosas celestiales» que la corrupción del intelecto resulta
más patente, puesto que en lo que a esto se refiere las mentes más agudas
resultan más que ciegas. Si entre los escritos de los filósofos se encuentran «por
aquí y por allá» destellos de la verdad de Dios, esto no se debe a la
perspicacia de los filósofos, sino más bien a que Dios les dio «cierto gusto de
Su divinidad, a fin de que no pretendiesen ignorancia para excusar su
impiedad». El único modo en que podemos escuchar o saber algo acerca de Dios es
mediante unos oídos y una mente que solamente el Espíritu puede dar. También es
cierto, por otra parte, que tenemos algún conocimiento natural de la voluntad
de Dios, a través de lo que se llama comúnmente la «ley natural». Pablo afirma
la existencia de tal ley. Pero la función de esa ley en nuestra condición
presente no es darnos a conocer la voluntad de Dios, sino hacernos inexcusables.
Sin la ley revelada de Dios, la ley natural no basta para conocer el bien.
La voluntad también se ha
corrompido. Todavía tenemos una tendencia natural a buscar lo que es bueno para
nosotros, pero esto apenas sobrepasa el «apetito natural» que se encuentra en
todos los animales. Nuestra voluntad está ahora atada al pecado, y por lo tanto
no hay uno solo de nosotros que verdaderamente busque a Dios. Lo que llamamos
«virtudes» de los paganos no eran sino espléndidos vicios. Y la poca virtud
verdadera que tenían no se debía a su propia naturaleza, sino a la gracia de
Dios. Por nuestros propios medios y voluntad, somos completamente incapaces de
dirigimos hacia el bien. «Así que la voluntad estando ligada y cautiva del
pecado, no puede en modo alguno moverse al bien, ¡cuánto menos aplicarse al
mismo!; pues semejante movimiento es el principio de la conversión a Dios, lo
cual la Escritura le atribuye totalmente a la gracia de Dios».
Según Calvino el hombre no puede
tener conocimiento del bien a menos que Dios le revele algunos destellos de la
verdad de Dios. Y la voluntad no puede decidir por el bien. En cuanto a la
incapacidad de conocer a Dios. Rom. Cap 1 no respalda eso.
"Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad
e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de
las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo
conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias,
sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron
la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre
corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles." ROMANOS 1: 18-23
"ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira,
honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito
por los siglos. Amén." 1: 25
"Y como ellos no aprobaron tener en cuenta
a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no
convienen;" 1: 28
"quienes, habiendo entendido el juicio de
Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo
las hacen, sino que también se complacen con los que las practican." 1: 32
Vemos
en estos textos que los impíos, no los escogidos, tuvieron acceso a la verdad,
porque Dios se lo manifestó, y les manifestó cosas invisibles, conocieron a
Dios, conocieron su gloria y la cambiaron, cambiaron la verdad de Dios, no
aprobaron tener en cuenta Dios, o sea que lo pudieron tener en cuenta. Y
entendieron el juicio de Dios. Así que si Calvino quiso fundamentar su
predestinación en base a el testimonio de las Escrituras, en su construcción de
la depravación total , no me parece que haya utilizado éstos textos, a menos
que “acceso a la verdad” fue solo a algunas verdades sin relación con el
conocimiento de Dios, “conocieron a Dios”, significa que solo tuvieron una
noción incompleta de Dios, “conocieron su gloria” no fue la Gloria sino otra
gloria de Dios, “cambiaron” no significa que tuvieron acceso a lo genuino de
Dios sino que lo que cambiaron fue un facsímil sobre algo de Dios, “tener en
cuenta a Dios” significa que lo que tenían en cuenta era una idea sobre Dios y
no Dios mismo, y “entendieron el juicio” no significa el juicio de Dios sino su
propia idea limitada y corrompida sobre lo que es la justicia de Dios. Pero si
todas esas descripciones significan lo que dicen, literalmente, Calvino no las
utilizó.
Sobre
que la voluntad no puede decidir por tan siquiera querer el bién, Pablo dice: "para que busquen a Dios,
si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está
lejos de cada uno de nosotros." HECHOS 17: 27 No dice “que lo van a
hallar, pero sí que lo pueden buscar. A mí me da la impresión de que Dios no le
reveló a Lucas que escribiera las cosas de tal manera que no le creara
tropiezos a los de la predestinación siglos más tarde. En el 24 dice “al que vosotros adoráis, pues,
sin conocerle es a quien yo os anuncio”. O estaban adorando al verdadero
Dios o Pablo está usando sus mejores destrezas de mercadeo para ganar su
atención. En Lucas 10:23, Jesús dice “Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os digo
que muchos profetas y reyes desearon ver lo que
vosotros veis;”. Sin entrar a discutir que el contexto habla de lo
exclusivo de la revelación y eso es usado por los de la predestinación para
probar que es revelado solo a los escogidos, el hecho es que “desearon ver”,
cuando siglos más tarde nos están diciendo que es imposible que alguien desee
las cosas de Dios.
Claro
el pasaje fuerte para probar la incapacidad absoluta del hombre (que no puede
querer ni creer), es Rom. 3: 10-18. Pablo no lo está citando ni para establecer
la incapacidad del hombre en querer buscar a Dios ni para establecer que Dios
tiene que salvar a unos y a otros no. Ya en el cap. 1 dejó claro que el hombre
sí puede conocer a Dios y sus atributos, y en el 2 viene estableciendo que el
hombre sí es capaz de hacer lo correcto. (2:7, 10, 14-16, 26-27). Lo que Pablo
quiere establecer al citar Sal. 14:1-3, 53:1-3, 5:9, 36:1 y 140:3 e Isaías
59:7-8 es la universalidad del pecado tanto en judios como en gentiles, no que
nadie es incapaz de querer buscar a Dios o sus bendiciones. Si sacas tiempo y examinas el contexto de esos
pasajes en Salmos encuentras que en todos hay justos, inocentes, pobres, y los
que “te conocen”, “los que en Ti confían”, o “nosotros” distinto a los malos y
en Isaías está hablando de la apostasía total de Israel por la cual Dios
castigará a Israel. La única incapacidad que Pablo está señalando en este
pasaje es la incapacidad de la ley para justificar aún al que la practica.
Otro
pasaje que utilizan los que quieren probar la incapacidad del hombre para creer
o desear las cosas de Dios es 1 Cor. 2:14 "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son
del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender,
porque se han de discernir espiritualmente.”
Suponiendo
que ese texto existe solo, no está estableciendo que el hombre natural no puede
creer o querer las cosas que son del espíritu de Dios. El verbo ejomai
(Strong’s 1209), está en voz media, o sea
que el sujeto se hace la acción a sí mismo, y en este caso no puede por sí
mismo percibir las cosas del Espíritu de Dios. Pero no es porque Dios se lo
impida sino porque cuando las analiza con su información natural para él son
locura y esas cosas se tienen que discernir espiritualmente. No solo no las
puede aceptar (percibir) sino que tampoco las puede entender. Hasta ahí no
podemos concluir que está incapacitado de creerlas si las pudiera percibir o
incapacitado de quererlas si las pudiera entender. En otros pasajes en donde
aparece percibir, es otro verbo (Strong’s 1492), y tiene que ver con adquirir o
no la información presentada sin que en el contexto se sugiera si hay que
entenderla o no para percibirla. Aquí se infiere que hay que procesar o juzgar
la información para “percibirla”.
Pero
si vemos el contexto del cap. 2 vemos que es más difícil aún concluir que el
hombre es incapaz de creer o querer las cosas que son del Espíritu de Dios.
Desde el verso 6 está hablando de la sabiduría de Dios, no de la salvación
ofrecida por Dios al hombre o de la revelación de Dios al hombre en Jesucristo.
Esa sabiduría no es para todo el mundo. Es para “los que han alcanzado
madurez”, “no es de este siglo”, no es de “los príncipes de este siglo”. Pero
es la sabiduría. No es la revelación de Dios como ya vimos en Rom. Cap. 1 en
donde Dios se reveló a si mismo a los hombres y reveló varios de sus atributos
incluyendo la verdad de Dios. Esta sabiduría es distinta a la verdad revelada
en Rom. 1 pues aquella ya fue revelada. Esta es un misterio, o sea esta oculta
y ahora es revelada, y esta estaba predestinada para ser revelada a nosotros,
no a los príncipes de este siglo. En el 10 dice que la revela por el Espíritu y
hasta el 14 explica por qué el que no tiene el Espíritu no la puede recibir.
Entonces viene el 14, diciendo que el hombre natural (en contraste con el
hombre espiritual, el que tiene un espíritu nuevo), no puede percibir (aùn después
de analizadas) las cosas que son del espíritu de Dios, porque no tiene las
herramientas para entenderlas o aceptarlas. ¿Por qué? Porque esas cosas fueron
predestinadas por Dios para ser reveladas a aquellos que Dios les iba a dar de
Su Espíritu. Hasta ahí no puedes concluir que Dios o su Espíritu no iba a
revelar a los hombres otras cosas de Dios. En Juan 14:17 dice que el Espíritu
el mundo no lo puede recibir. En Juan 14:26 le enseñará (a los discípulos)
todas las cosas y le recordará “todo lo que he dicho”. En 15:26, “dará
testimonio de mí” y en 16:13 “os guiará”, y
os hará saber todas las cosas que habrán de venir” hasta ahí la función del Espíritu
con los discípulos. ¿Pero y con el mundo? 16:8, convencerá al mundo de pecado,
de justicia y de juicio. Así que porque en 1 Cor.2 diga que el hombre natural
no puede tener acceso a percibir o a entender las cosas que son del Espíritu de
Dios, no significa que el mundo no puede entender su condición de pecadores y
cómo el creer en el Hijo es la solución, ni puedan entender la justicia de Dios
con la muerte y resurrección de Cristo ni puedan entender como Dios ha hecho
juicio contra el príncipe de este mundo al deshacer las obras del diablo no solo
con su Hijo sino también a través del poder y la autoridad de Cristo depositado
en su Iglesia.
Yo
concluyo que una cosa es que todos pecaron y están destituidos de la gloria de
Dios y otra cosa es que todos están incapacitados para querer el bien o querer
salvarse o creer en la oferta de Dios para salvarse. La incapacidad del hombre
en cambiar su posición y condición de pecador no significa que no pueda creer o
querer cambiarla cuando le llega la información de que Dios quiere y provee
para que cambie. Cuando Jesús dice que el ES viene a convencer de pecado, no
quiere decir que viene a convencerlo de que crea. Cuando dice “de pecado por
cuanto no creen en mí”, es porque ya se dijo que "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree,
no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído
en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz
vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas." JUAN 3 :17- 19
El
ES no viene a convencerte de que creas. Viene a convencerte de que el colmo del
pecado es no aceptar, no creer que el Hijo es lo único que puede cambiar tu
condición y tu posición de pecador. El verbo creer hasta este verso 19, aparece
12 veces y en ninguna significa que el que cree es el ES o que el ES produce la
acción de creer. El que cree es el individuo que Calvino nos quiere convencer de
que es incapaz de creer por sí mismo.