En las tres secciones anteriores les compartí como
Agustín construyó su doctrina de la predestinación. Primero Agustín daba por
sentado la idea del futuro y por lo tanto del destino como un hecho. Su
influencia neoplatónica, su gnosticismo maniqueo y su educación en retórica, no
lo podían dirigir a concebir a un Dios capaz de crear un universo con criaturas
independientes de Él. Mucho menos concebir un universo en donde el devenir
existiera en consecuencia y según los eventos anteriores se sucedieran sin
necesidad de que Dios los creara de antemano. Esto debido a que el concepto
neoplatónico del Uno inefable inevitablemente te obliga a concebir un universo
en donde todo es causado directamente por ese Uno. Por lo tanto, Dios es causa
y agente de cada evento, ya sea porque está actuando en hacerlo o porque ya lo
creó de antemano para que ocurriera. Lo primero te lleva al panteísmo y lo
segundo al deísmo
Segundo; su definición de la caída presenta con su
incorrecta designación de “libertad para pecar”, que el hombre es incapaz de
querer, mucho menos hacer nada bueno, y como recibir algo de Dios es bueno,
inevitablemente Dios tiene que imponerlo en el hombre y de ahí se le pone un
apellido a la gracia que viene a ser “gracia irresistible” para explicarnos por
qué es inmerecida.
Tercero, para explicar el hecho de que unos se salvan
y otros no, parten del primer error: como Dios sabía quien se iba a salvar y
quien no, pues decidió de antemano aplicar la gracia irresistible a los que Él
sabía que se iban a salvar pues ya los había predestinado (creado), para
salvarlos.
A todo esto, le añadimos, que fue para atacar el libre
albedrío propuesto por Pelagio, aunque en sus principios, Agustín creía en el
mismo libre albedrío cuando debatió contra el maniqueísmo.
Hoy vamos a ver a Lutero. El valor de Lutero en la
Reforma es que fue el detonante principal en traer el cisma contra la hegemonía
de la iglesia romana, y prácticamente establecer el nacionalismo alemán. Al
traducir la Biblia al alemán le dio cohesión al idioma y solidificó la
identidad de la nación alemana. Teológicamente su énfasis en construir su
teología en base a las Escrituras en contraste con basarla en la autoridad de
la iglesia, su énfasis en la justificación por la fe y no por las obras en
contraste con el monopolio en dispensar la salvación del sistema católico y sus
cambios en la liturgia y forma de reinterpretar los sacramentos, fueron sus
mayores contribuciones a desatar los cambios en la iglesia, la política y la
sociedad europea en el siglo XVI. En soteriología su aportación básica es
desenmascarar las mentiras de los dogmas de la iglesia y volver a los
requerimientos y consecuencias de la salvación como lo enseñan las Escrituras.
Fuera de eso, con sus compromisos políticos en no condenar injusticias e
inmoralidades cometidas por sus protectores políticos, su intolerancia a los anabaptistas
y otros movimientos distintos, su antisemitismo más sus reacciones extremas y
radicales contra los que objetaban sus posiciones, en especial al final de sus
días, llevan a algunos a concluir que se “volvió loco” y a otros desechar todo
lo positivo que logró con su aportación.
Para mí, no lo considero parte del Canon, ni creo en
atribuirle un ápice de revelación a ninguno de sus escritos. Me creo
predestinado para revisar y cuestionar todas sus enseñanzas, en especial su
predestinación. Veamos qué enseñó sobre la predestinación.
Primero veamos como definió la caída. Cito de JG:
“Esto fue lo que causó el ataque vitriólico
de Lutero contra Erasmo cuando éste salió en defensa del libre albedrío. Desde
el punto de vista de Lutero, Erasmo no tenía idea alguna de lo que era el
evangelio, y prueba
de ello era el hecho de que la cuestión
debatida le parecía periférica, y cuando trató de producir una lista de lo que
le parecía importante lo que produjo fue «una lista tal que cualquier judío o
gentil completamente ignorante de Cristo podría haberla preparado con
facilidad» La importancia que Erasmo le
daba al libre albedrío era consecuencia de su modo de ver la vida cristiana en
términos de virtud y rectitud. Lutero, por otra parte, creía que la afirmación
del libre albedrío,
como si uno pudiese aceptar y decidir hacer el bien por sus propios medios,
constituía una negación del pecado humano y probaba que no se habia escuchado
la Palabra de Dios ni como ley ni como evangelio. La esclavitud del albedrío
al mal era para Lutero un hecho claro, íntimamente relacionado con la
dialéctica entre la ley y el evangelio, y con la enormidad del pecado humano.
El
ser humano no puede hacer más que mal. Sus mejores virtudes, por admirables que
parezcan desde el punto de vista de la ley civil, no le acercan a Dios. Esto no
es porque su voluntad sea restringida, sino porque está tan llena de maldad que
libremente decide hacer el mal. No queda cosa alguna en la persona que le
permita agradar a Dios, ni siquiera moverse hacia Dios mismo. La voluntad
humana es como una bestia que se encuentra entre dos jinetes, es decir, Dios y
el Diablo. En la persona natural, el diablo ha venido a ser el jinete, y no hay
nada que el ser humano pueda hacer para deshacerse de él.
Nada
le queda al ser humano de qué gloriarse. Todo lo que le queda es la posibilidad
de que se le vuelva en la dirección correcta. Pero esto basta para Dios. Es a
esa posibilidad de la voluntad que Dios se dirige en su Palabra, haciendo que
la voluntad perversa se vuelva hacia Dios, de modo que una vez más, aun en
medio de su condición pecaminosa, el humano pueda tener comunión con Dios. Este es el evangelio de la redención en
Jesucristo.”
Erasmo, le
escribió a Lutero un tratado defendiendo el libre albedrío. Lutero descarta no solo el argumento sino a
Erasmo mismo. Ni el argumento tiene mérito ni Erasmo y esto se debe a una
construcción previa de Lutero sobre qué era revelación o verdad bíblica. Lutero
creó el concepto de teología de la gloria y teología de la cruz. Básicamente la
teología de la gloria era humana y dependía de la razón caída del hombre. Solo
por medio de la teología de la cruz se puede comprender a Dios. Por lo tanto,
cualquier defensa del libre albedrío cae en la racionalización de seres caídos.
La
importancia que Erasmo le daba al libre albedrío era consecuencia de su modo de
ver la vida cristiana en términos de virtud y rectitud. O
sea, como Erasmo no ve la vida cristiana como la define Lutero, se descarta que
pueda haber algún valor en su argumento para el libre albedrío.
Lutero,
por otra parte, creía que la afirmación del libre albedrío, como si uno pudiese
aceptar y decidir hacer el bien por sus propios medios, constituía una negación
del pecado humano y probaba que no se había escuchado la Palabra de Dios ni
como ley ni como evangelio. Aquí Lutero nos da su definición
del libre albedrío y sus consecuencias. “Aceptar” y “decidir” “por sus propios
medios”, son imposibilidades pues según Lutero la caída fue tal que el hombre
no puede querer, mucho menos aceptar o decidir hacer el bien, incluyendo
aceptar y decidir en creer y recibir la oferta inmerecida de Dios. Y si no estás de acuerdo con la definición es
que estás negando el pecado humano y no has escuchado la Palabra de Dios. En
otras palabras, para demostrar a los que necesitan la predestinación o por lo
menos a los luteranos, que has escuchado la Palabra de Dios, tienes que
rechazar el libre albedrío y acatar la definición de la caída como Lutero la
definió.
La
esclavitud del albedrío al mal era para Lutero un hecho claro, íntimamente
relacionado con la dialéctica entre la ley y el evangelio, y con la enormidad
del pecado humano. Aquí vemos
que se comete el mismo error de Agustín; “albedrío al mal”. Y es un hecho
claro. Es lo mismo que vimos con Agustín
cuando definió la nueva condición del hombre caído como “libertad para el
pecado”. Ya les dije que es un disparate.
No
queda cosa alguna en la persona que le permita agradar a Dios, ni siquiera
moverse hacia Dios mismo. Esto es una premisa incorrecta producto de la primera definición. Es
incorrecta porque suponiendo que el hombre haga algo que agrade a Dios, (que sí
puede), eso en ninguna manera resuelve el problema del pecado. Lo vemos en
Hebreos cuando dice que ninguno de los sacrificios ordenados por Dios podía
expiar los pecados.
HEBREOS 10:
1-4 y 11 "Porque la ley, teniendo la sombra de
los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los
mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los
que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan
este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en
estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de
los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Y ciertamente
todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los
mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;" en Lucas 1: 6 tenemos un ejemplo de que
había gente que cumplían con la ley "Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en
todos los mandamientos y ordenanzas del Señor." Pero estaban conscientes
de que no eran salvos. Dice en el verso 77 "Para dar conocimiento de salvación a su pueblo,
Para perdón de sus pecados."
Así que la
premisa de que el hombre no puede hacer nada del agrado de Dios es contradicha
por estos textos y otros más que voy a citar cuando me cuestione la doctrina,
de la depravación total de Calvino.
Todo
lo que le queda es la posibilidad de que se le vuelva en la dirección correcta. Aquí va a continuar con lo que ya
vimos de Agustín en donde ante la incapacidad del hombre de tan siquiera
considerar volverse a Dios, Dios tiene que obligarlo.
Es
a esa posibilidad de la voluntad que Dios se dirige en su Palabra, haciendo que
la voluntad perversa se vuelva hacia Dios, de modo que una vez más, aun en
medio de su condición pecaminosa, el humano pueda tener comunión con Dios. Este es un ejemplo de cómo se
manipulan las definiciones para obligarte a aceptar el argumento. “Esa
posibilidad de la voluntad” no es ninguna posibilidad de la voluntad. Se
construye todo un argumento de la incapacidad del ser para hacer nada bueno,
pero a la intervención de Dios para obligarla a volverse a Dios se le designa
como “esa posibilidad de la voluntad”. ¿En
qué quedamos? ¿Se le atribuye alguna participación al hombre en la salvación o
no? Ellos pueden, aunque sea simbólicamente, atribuir o encontrar alguna
capacidad en el hombre, pero yo no puedo ni encontrar en la Escritura algo que
contradiga sus definiciones.
Este
es el evangelio de la redención en Jesucristo. ¿What? En los tres evangelios cuando se habla del
evangelio, no veo ninguno de estos conceptos predicado por Jesús, ni en los
Hechos. Curioso que la palabra evangelio no aparece en Juan ni en Hebreos. En 2 Cor. 4:3-4, cuando se habla de algún tipo de intervención en los que oyen
el evangelio, es Satanás el que es mencionado interviniendo. "Pero si nuestro evangelio está aún encubierto,
entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz
del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios."
¿Por qué Pablo no aprovechó la oportunidad para revelarnos que es Dios el que
interviene en que los que oyen no se conviertan y es el diablo? O ¿por qué no
nos aclaró que Dios ordenó al diablo que le impidiera a los incrédulos recibir
el evangelio? En 2 Tes. 1:8 y en 1 Pedro 4:17 cuando habla de los que no
obedecen al evangelio no explica por qué no obedecen. Los
textos de Juan que se usan para establecer la predestinación, como ya dije la
palabra evangelio no aparece en Juan, por lo tanto, no los incluyo en esta
discusión. Esos los discutiré al final. Así que al Lutero decir que ésta
mecánica de Dios salvando solo a los elegidos como que es la buena noticia, no
le encuentro respaldo bíblico.
Veamos otros conceptos expresados de Lutero en donde
el mismo ante las objeciones que pueden surgir de sus enseñanzas, da sus
explicaciones. Así pues, para que exista la fe es necesario que aquellas cosas que se creen permanezcan escondidas. Ahora bien, nada se esconde más lejos que cuando se encubre bajo un objeto contrario, un sentido contario, una experiencia contraria. Así que Dios mientras vivifica, lo hace matando:mientras justifica lo lleva a cabo haciendo reos: mientras conduce al cielo lo hace llevando al infierno, como dice la escritura: "El Señor da muerte y da vida; hace bajar al Seol y hace subir" (1 Samuel 2:6). Quienes leyeron nuestros escritos conocen esto de sobra. Así (Dios) esconde bajo eterna ira su clemencia y misericordia eterna: bajo la iniquidad la justicia. Este es el sumo grado de la fe: creer que es clemente Aquel que salva a tan pocos y condena a tantos; creer que es justo Aquel que con su voluntad nos hace necesariamente condenables de tal forma que parece, como dice Erasmo [de Rotterdam], que se deleita con los tormentos de los miserables y que es más digno de odio que de amor. Pues si yo pudiese comprender con alguna razón cómo Dios, que muestra tanta ira e iniquidad, es justo y misericordioso, no tendría ninguna necesidad de la fe." (Martín Lutero, De servo arbitrio, De la libertad esclava, edición de Weimar N°. 18. pág. 633)
Si cuestionas como Dios salva a unos y otros condena,
no tienes fe. El sumo grado de la fe es creer que Dios es justo y
misericordioso en escoger a unos y condenar a otros.
"Muchas cosas hace
Dios, que no muestra mediante su palabra. Muchas cosas también quieren, que no
muestra por su palabra, y que es su voluntad. Así no quiere la muerte del
pecador, según la palabra 1 Timoteo 2, 4, pero él lo quiere según su
inescrutable voluntad. Pero nosotros hemos de mirar su palabra y dejar aquella
insondable voluntad … Es suficiente saber, que en Dios hay una voluntad
inescrutable. Pero lo que esta voluntad, por qué y cómo lo quiere, no ha
de preguntarse, desear investigar, preocuparse por ello o tocar, sino sólo
temer y adorar … Pero por qué aquella majestad no nos quita esta culpa de
nuestra voluntad o lo transforma con todos, ya que no está en la voluntad del
hombre, o por qué se le imputa, a pesar de que el hombre no puede ser libre de
esto, esto no se debe preguntar, y si haces muchas peguntas, nunca lo sabrás,
como lo dice Pablo en romanos 9, 20: '¿Quién eres tú, para que discutas
con Dios?”
Si esto te lo dice un apóstol moderno para manipularte
en que creas que su doctrina es infalible, lo condenarías de inmediato. Pero si
lo dice Lutero o un gran reformador o teólogo, debes aceptarlo como revelación
de Dios.
"…La voluntad del hombre
no tiene ningún poder sobre su propia terquedad, si no está expuesto a la
voluntad de Dios que lo hace obstinado – aunque voluntarioso y responsable.
¿Con esto acaso no se pone en duda la bondad y la justicia de Dios? Lutero
responde a esta pregunta mediante imagen definitivamente negativa. Ya que la
voluntad humana no puede desear el bien, sino siempre la maldad. Se le puede
comparar con el barro o la tierra sin cultivar, sobre la cual brilla el Sol, a
pesar de su "lenitas" (¿suavidad?),
así el reformador hace que el barro se endurezca cada vez más y que la tierra
sin cultivar se hace cada vez más espinosa" (El teólogo luterano Dr. Wolfgang Behnken: Contra Liberum
Arbitrium Pro Gratia Dei, Frankfurt 1982, pág. 334)
Si esta enseñanza de la predestinación te hace
cuestionar la justicia de Dios, esto es señal de que Dios está endureciendo al
que hace tales cuestionamientos.
"Evidentemente según
Lutero, esta creencia en la elección de Dios en Cristo, también acarrea graves
refutaciones. Una de ellas consiste en la dolorosa humillación que se produce
por la negación de nuestra libre voluntad; sin embargo, llegamos al camino de
una humilatio [humillación] de esta clase, con la certeza de que solamente
Dios nos puede salvar. Otra objeción es más grave: Ella consiste en la
desesperación, que evidentemente existe en un gran número de personas que
no pertenecen a los electi [elegidos]; Lutero lo cuantifica como la cifra de
aquellos que no fueron mejorados por el Espíritu Santo, sino que los deja que
se pierdan en la incredulidad". (El teólogo luterano Dr. Wolfgang Behnk en: Contra Liberum Arbitrium Pro Gratia Dei,
Frankfurt 1982, pág. 353 “Evidentemente”. Acepta que surgen
cuestionamientos, pero es porque la cancelación del libre albedrío produce una
humillación en los que no aceptan la predestinación. O sea, negar el libre
albedrío es la verdadera humillación delante de Dios. Cuando Jesús dice
“niéguese a si mismo” al que me quiera seguir, en ninguna manera se puede
inferir por el contexto que Jesús estaba refiriéndose a lo “que le iba a
revelar” a Lutero 15 siglos después. Lo otro que dice esta cita es que la
desesperación que muestran los no elegidos es señal de que Dios los está
dejando perderse en su propia incredulidad. A mí me parece que se desesperan
más los calvinistas proselitistas, militantes y rabiosos que los que
cuestionamos la predestinación. Estos párrafos los pueden ver en el siguiente link:
https://www.theologe.de/predestinacion.htm?fbclid=IwAR0sIfYg5gEDhOQNDqzY8Gkq4CkHZLK4HepoFeZt0t12rhL3AAjx7PosxRY#Teologos
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