martes, 14 de noviembre de 2023

Predestinado para Cuestionarme la Predestinación - Definiciones Parte 31: La Elección Parte 1

En la sección anterior terminamos con la soberanía. Como expliqué, la palabra soberanía ni tan siquiera aparece en el texto. Por lo tanto, construir una doctrina de un tema que no aparece explícitamente en el texto, requiere cuidado, responsabilidad y el uso de la hermenéutica para que los textos que usemos para probar el tema sean evidencia de lo que se quiere demostrar sin violentar u obviar alguna regla de interpretación.

Les di el ejemplo de la Trinidad. La palabra trinidad no aparece en la Biblia. Lo que sí aparece en la Biblia son textos en donde las cualidades divinas e intrínsecas de la divinidad se le atribuyen a tres personas: al Padre, al Hijo y el Espíritu Santo. De los tres se dice o se enseña, que son omnipotentes, omnipresentes, omniscientes y eternos. Del texto sabemos que a nadie más en la Escritura se le atribuye alguna de ésas cualidades. Del texto no obtenemos las consecuencias de ése hecho o las preguntas que surgen de ése hecho. Pero el texto no nos prohíbe inferir las consecuencias o hacer las preguntas. Lo que sí tenemos que tener en consideración es que las descripciones o definiciones que hagamos de esas consecuencias o las contestaciones a esas preguntas no contradigan lo que dicen otros textos o enseñanzas en la Biblia o no violenten algunas de las reglas de interpretación. Al escoger la palabra trinidad para definir el hecho concluido y aplicarla a cada texto utilizado, o al utilizar la descripción de la trinidad en cada uno de los textos no debe haber contradicciones. Por eso aceptamos que la Trinidad es una doctrina Bíblica, aunque la palabra no está en el texto.

Pero como vimos, con la palabra soberanía, al tratar de verla en los textos utilizados para sostenerla, no ocurre lo mismo que ocurre con la Trinidad. La definición de soberanía construida por los calvinistas, en consecuencia y contestando preguntas surgidas por su doctrina del decreto, cuando tratamos de que los textos la sostengan, vimos que utilizando hermenéutica, los textos no apoyan esa definición de soberanía. Los textos enseñan a un Dios omnipotente, interviniendo soberanamente en el tiempo y en el espacio, según el propósito revelado por El mismo. No lo vemos en esos pasajes como la causa de todo lo que acontece en el universo y lo vemos, si acaso, como causa del evento descrito. Encontramos un pasaje en donde Dios es la causa de la conducta de los protagonistas y en donde sugiere que la causa fue un decreto desde antes de la fundación del mundo en Hechos 2:23 y 4:27-28. Vimos en la Parte 23, que Dios decretó la crucifixión de Cristo por los judíos y sabemos que fue ordenado desde antes de la fundación del mundo. Pero ahí no dice que todos los eventos fueron ordenados desde antes de la fundación del mundo. Responde a un plan ya revelado por Dios para ese momento o como consecuencia de una elección hecha por las criaturas. No se desprende de esos pasajes que la causa de las demás acciones en la Biblia fue planeada de antemano por Dios.

Con la elección es más fácil que con la soberanía pues la palabra elección sí aparece en el texto. Aparece Dios eligiendo en el texto. La pregunta es si esa elección mencionada o el acto de Dios escogiendo apoyan la definición calvinista de elección, si no contradicen otras enseñanzas en la Palabra y si están en armonía con las reglas de hermenéutica.

Veamos la definición de elección calvinista.     

Veamos la definición de Calvino.

Llamamos predestinación al eterno decreto de Dios, por el que ha determinado lo que quiere hacer de cada uno de los hombres. Porque El no los crea a todos con la misma condición, sino que ordena a unos para la vida eterna, y a otros para condenación perpetua. Por tanto, según el fin para el cual el hombre es creado, decimos que está predestinado a vida o a muerte.

Decimos, pues, como la Escritura lo demuestra con toda evidencia — que Dios ha designado de una vez para siempre en su eterno e inmutable consejo, a aquellos que quiere que se salven, y también a aquellos que quiere que se condenen. Decimos que este consejo, por lo que toca a los elegidos, se funda en la gratuita misericordia divina sin respecto alguno a la dignidad del hombre; al contrario, que la entrada de la vida está cerrada para todos aquellos que El quiso entregar a la condenación; y que esto se hace por su secreto e incomprensible juicio, el cual, sin embargo, es justo e irreprochable. Inst. 3:21:5, y resumen.

Veamos la Confesión de Westminster, Cap. 3

I. Dios desde la eternidad, por el sabio y santo consejo de su voluntad, ordeno libre e inalterablemente todo lo que sucede. (1) Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios ni es autor del pecado (2), ni hace violencia al libre albedrío de sus criaturas, ni quita la libertad ni contingencia de las causas secundarias, sino más bien las establece.

II. Aunque Dios sabe todo lo que puede suceder en toda clase de supuestas condiciones, (1) sin embargo, nada decretó porque lo preveía como futuro o como cosa que sucedería en circunstancias dadas. (2)

III. Por el decreto de Dios, para la manifestación de su propia gloria, algunos hombres y ángeles (1) son predestinados a vida eterna, y otros preordenados a muerte eterna. (2)

IV. Estos hombres y ángeles así predestinados y preordenados están designados particular e inalterablemente, y su número es tan cierto y definido que ni se puede aumentar ni disminuir.

V. A aquellos que Dios ha predestinado para vida desde antes que fuesen puestos los fundamentos del mundo, conforme a su eterno e inmutable propósito y al consejo y beneplácito secreto de su propia voluntad, los ha escogido en Cristo para la gloria eterna. (1) Dios los ha predestinado por su libre gracia y puro amor, sin previsión de su fe o buenas obras, de su perseverancia en ellas o de cualquiera otra cosa en la criatura como condiciones o causas que le muevan a predestinarlos; (2) y lo ha hecho todo para alabanza de su gloriosa gracia. (3)

VI. Así como Dios ha designado a los elegidos para la gloria, de la misma manera, por el propósito libre y eterno de su voluntad, ha preordenado también los medios para ello. (1) Por tanto, los que son elegidos, habiendo caído en Adán, son redimidos por Cristo, (2) y en debido tiempo eficazmente llamados a la fe en Cristo por el Espíritu Santo; son justificados, adoptados, santificados, (3) y guardados por su poder, por medio de la fe, para salvación, (4) Nadie más será redimido por Cristo, eficazmente llamado, justificado, adoptado, santificado y salvado, sino solamente los elegidos. (5)

VII. Respecto a los demás hombres, Dios ha permitido, según el consejo inescrutable de su propia voluntad, por el cual otorga su misericordia o deja de hacerlo según quiere, para la gloria de su poder soberano sobre todas las criaturas, pasarles por alto y ordenarlos a deshonra y a ira a causa de sus pecados, para alabanza de la justicia gloriosa de Dios. (1)

VIII. La doctrina de este alto misterio de la predestinación debe tratarse con especial prudencia y cuidado, (1) para que los hombres al atender la voluntad de Dios revelada en su Palabra, y al ceder obediencia a ella, puedan por la certeza de su llamamiento eficaz estar seguros de su elección eterna. (2) De esta manera esta doctrina proporcionará motivos de alabanza, reverencia y admiración a Dios; (3) y humildad, diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente obedecen al evangelio. (4)

Veamos el Concilio de Dort.

I. Que Dios, en el tiempo, a algunos conceda el don de la fe y a otros no, procede de Su eterno decreto. Conocidas son a Dios desde el siglo todas sus obras (Hch. 15:18), y: hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Ef. 1: 11). Con arreglo a tal decreto ablanda, por pura gracia, el corazón de los predestinados, por obstinados que sean, y los inclina a creer; mientras que a aquellos que, según Su justo juicio, no son elegidos, los abandona a su maldad y obstinación. Y es aquí, donde, estando los hombres en similar condición de perdición, se nos revela esa profunda misericordiosa e igualmente justa distinción de personas, o decreto de elección y reprobación revelado en la Palabra de Dios. La cual, si bien los hombres perversos, impuros e inconstantes tuercen para su perdición, también da un increíble consuelo a las almas santas v temerosas de Dios.

II. Esta elección es un propósito inmutable de Dios por el cual El, antes de la fundación del mundo, de entre todo el género humano caído por su propia culpa, de su primitivo estado de rectitud, en el pecado y la perdición, predestinó en Cristo para salvación, por pura gracia y según el beneplácito de Su voluntad, a cierto número de personas, no siendo mejores o más dignas que las demás, sino hallándose en igual miseria que las otras, y puso a Cristo, también desde la eternidad, por Mediador y Cabeza de todos los predestinados, y por fundamento de la salvación. Y, a fin de que fueran hechos salvos por Cristo, Dios decidió también dárselos a él, llamarlos y atraerlos poderosamente a Su comunión por medio de Su Palabra y Espíritu Santo, o lo que es lo mismo, dotarles de la verdadera fe en Cristo, justificarlos, santificarlos y, finalmente, guardándolos poderosamente en la comunión de Su Hijo, glorificarlos en prueba de Su misericordia y para alabanza de las riquezas de Su gracia soberana.

III. La antedicha elección de todos aquellos que se salvan no es múltiple, sino una sola y la misma, tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento. Ya que la Escritura nos presenta un único beneplácito, propósito y consejo de la voluntad de Dios, por los cuales Él nos escogió desde la eternidad tanto para la gracia, como para la gloria, así para la salvación, como para el camino de la salvación, las cuales preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

IV. Esta misma elección fue hecha, no en virtud de prever la fe y la obediencia a la fe, la santidad o alguna otra buena cualidad o aptitud, como causa o condición, previamente requeridas en el hombre que habría de ser elegido, sino para la fe y la obediencia a la fe, para la santidad, etc. Por consiguiente, la elección es la fuente de todo bien salvador de la que proceden la fe, la santidad y otros dones salvíficos y, finalmente, la vida eterna misma, conforme al testimonio del Apóstol:

V. La causa de esta misericordiosa elección es únicamente la complacencia de Dios, la cual no consiste en que Él escogió como condición de la salvación, de entre todas las posibles condiciones, algunas cualidades u obras de los hombres, sino en que Él se tomó como propiedad, de entre la común muchedumbre de los hombres, a algunas personas determinadas.

En todas estas definiciones vemos que la elección está ligada al decreto. (No se menciona el amor excepto en el artículo V de la Confesión de Westminster y surge cuestionar qué clase de amor es ese que entre todos los iguales escoge bendecir a unos y a otros no. Si no depende de algo en las criaturas que haga la diferencia para escogerlos, escogió por puro capricho pues el amor de Dios no se goza de la injusticia. Pero en la predestinéutica ese acto arbitrario de elección se define como puro amor. (Suerte con eso.) Y eso no es de extrañar pues vemos que elección, decreto, predestinación, consejo; son términos intercambiables en su teología y los separan según el texto que citan para probar alguna de sus definiciones o doctrinas. Ya en secciones anteriores vimos como los textos usados para probar algún punto del calvinismo, cuando le añadimos contexto, vimos que no hablan o no se refieren al tema aludido. Pero como señalé al principio, la elección es fácil de demostrar a qué se refiere pues sí tenemos varios textos que la mencionan. Veamos. Escoger en el Viejo Testamento se usa para la elección de Israel, de Jerusalén y elección para ocupar cargos o funciones. Cristo es el escogido en Isaías 42:1. En el Nuevo Testamento, tenemos a Cristo en Mat. 12:18, citando a Isa. 42:1, a los escogidos en Mat. 20:16 y 22:14 que es en la parábola de los obreros y de la fiesta de bodas; “muchos son los llamados y pocos los escogidos”, con lo cual solo se establece que la amplitud del llamado no garantiza la participación de los beneficios. Si lo extrapolamos a la salvación solo establece que la oferta de la salvación no garantiza la salvación. Pero en ninguno de ambos casos se puede utilizar para establecer que alguien fue escogido desde antes de la fundación del mundo para salvarse.

Los otros textos en Mat. 24: y Marcos 13 se refiere a los escogidos de la Gran Tribulación, que según mi interpretación literal de Daniel y Apocalipsis, no son la iglesia y si los convertidos durante ese periodo incluyendo judíos. Según el texto no pueden ser engañados. Para el que da por sentado la elección para salvación o cree en salvo siempre salvo, ese texto prueba ambas posiciones. Pero ¿cómo conciliamos todas las advertencias en la Biblia de no ser engañados y no engañarnos a nosotros mismos (6), con que estos escogidos no serán engañados? Mi respuesta es que no todo lo que engaña, engaña a todo el mundo. No todos somos susceptibles a todo lo que engaña. Unos son más vulnerables a ser engañados por unas cosas que otros. En este pasaje de Mat. lo que Jesús está estableciendo es que las señales de estos falsos cristos y falsos profetas no van a engañar a los escogidos. Primero son escogidos no para salvarse sino porque respondieron al llamado como todo el mundo. En mis estudios de Apocalipsis, enseño que los 144 mil, los 2 testigos y un ángel del cielo además de predicar, advierten a todo el mundo que no se pongan la marca de la bestia ni le adoren. Los que deciden obedecer y no seguir a la bestia quedan en posición no solo de no adorar a la bestia sino de no adorar a cualquiera que venga con otra propuesta. ¿Cómo lo sé? En Apo. 6:9 dice que fueron muertos “por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían”. En otras palabras, estuvieron dispuestos a morir por la palabra y por el testimonio que tenían. Sobre el mensaje de los tres ángeles en el capítulo 14 no hay nada en el pasaje que sugiera que su mensaje ocurre al final o en el medio de los 7 años. Si ocurre desde el principio, como yo lo entiendo, junto con la predicación de los 144 mil y los 2 testigos, entonces es fácil pensar que van a adorar a Dios y no a la bestia ni a participar de su sistema, aunque les cueste la vida. Siempre he dicho que el martirio es la regla para los santos de la Gran Tribulación. Quedar vivos hasta la venida, (que sí habrá muchos), me parece la excepción. Así entiendo yo que los escogidos no serán susceptibles a ser engañados por los falsos cristos y profetas. No veo que implique que tendrán algún tipo de vacuna contra la capacidad de ser engañados que todos tenemos incluyendo a Adán y Eva.

Volviendo a lo que significa escogidos, en ese pasaje no vemos que escogidos signifique escogidos para salvarse. Se salvaron en las mismas condiciones que todos los santos de todas las épocas se han salvado.

En Juan 6:70 ¿No os he escogido yo a vosotros los doce y uno de vosotros es diablo?, Jesús no está hablando de haber escogido a nadie para salvación ni tan siquiera a Judas para perdición. Los escogió para que echaran fuera demonios (incluyendo a Judas), Mat. 10:1-2, Mar. 6:7, Luc. 9:1 para predicar (incluyendo a Judas), v. 5, para juzgar en doce tronos a las tribus de Israel, “los que me habéis seguido”, (incluyendo a Judas), Mat. 19:28, para que estuvieran con él, Mar.3:14 (incluyendo a Judas). ¿Por qué repito “incluyendo a Judas”? Para que tengan claro que el haberlos escogido para ser apóstoles no era garantía de salvación. En la parte 30 hablé de Judas y como no fue predestinado a perderse. En Hechos 1:2 los apóstoles escogidos, son escogidos por que son apóstoles. No los escogieron para salvarse. 

En Hechos 9:15 Pablo no es escogido para salvarse sino para llevar el evangelio. "El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;"

En Hechos 22:14 Pablo no es escogido para salvarse sino para que conozca a Jesús y lo predique, "Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído." Ya Pablo era salvo en ése momento y como quiera ya expliqué que el que Dios se muestre no garantiza salvación. Dios se mostró y utilizó a Judas y se mostró a Israel y eso no garantizó ni que Judas se salvara ni que Israel aceptara a Jesús.

En Rom. 11 vimos que, aunque Israel tiene un llamamiento irrevocable (11:29), solo se salvan si creen. "Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar."  11: 23. El remanente mencionado en v. 5, son escogidos por gracia lo cual significa salvos por fe. Pues Pablo ya explicó que la justificación es por gracia y se obtiene por la fe, (Caps.2 y 4). Los demás pasajes en donde se menciona a los santos como escogidos, ninguno implica escogidos para salvarse. Son escogidos porque son salvos y la palabra se pudiera intercambiar por santos.

En la próxima sección vamos a estudiar los pasajes más utilizados por lo calvinistas para decir que somos escogidos para salvarnos.

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