En la sección anterior terminé de cubrir la parte de definiciones y características del decreto que hace Berkhof. De ahí pasa a contestar algunas de las objeciones a la doctrina del decreto. Recuerden lo que he dicho antes; las doctrinas no existen porque sean ciertas. Existen porque alguien las cree o las estudia.
Berkhof nos ha venido justificando el por qué el decreto es tan necesario para explicar y entender la predestinación y entender a Dios. Recuerden que anteriormente el decreto es introducido para explicar la tensión inevitable que existe entre la presciencia de Dios y la libertad de las criaturas. “Dios ha decretado todas las cosas, y las ha decretado con sus causas y condiciones, para que acontezcan en el orden exacto en que tienen que acontecer; y su presciencia de las cosas futuras, y también de los eventos contingentes, descansa sobre su decreto.” En la Parte 18 expliqué como él llega a esta declaración y como el decreto solo le resuelve a él los problemas que surgen de su sistema.
En esta sección de Berkhof al contestar las opciones solo vuelve a usar los mismos argumentos que ya vimos. Veamos.
PRIMERA OBJECIÓN: QUE EL DECRETO ES INCONSISTENTE CON LA LIBERTAD MORAL DEL HOMBRE.
El hombre es un agente libre con poder para hacer sus propias determinaciones racionales. Puede reflexionar, y en forma inteligente elegir ciertos fines, y también puede determinar su acción con respecto a ellos. Sin embargo, el decreto de Dios lleva inseparablemente la imposibilidad de evitarse. Dios ha decretado ejecutar todas las cosas, o si no ha decretado esas cosas, al menos ha determinado que deben acontecer. Él ha decidido para el hombre el curso de su vida. En respuesta a esta objeción puede decirse que la Biblia ciertamente no concuerda con la suposición de que el decreto divino es inconsistente con la libre agencia del hombre. Ella revela claramente que Dios ha decretado los actos libres del hombre; pero también que los actores, a pesar de eso, son libres y, por tanto, responsables de sus actos, Gen 50: 19 y 20; Hech. 2: 23; 4: 27 y 28. Fue determinado que los judíos crucificaran a Jesús, y sin embargo fueron perfectamente libres en el curso de su inicua acción, y fueron tenidos por responsables de este crimen. No hay ni una sola indicación en la Biblia de que los escritores inspirados se den cuenta de una contradicción, en relación con estos asuntos. Nunca hacen el intento de armonizar el decreto de Dios con la libertad del hombre. Esto bien puede refrenamos para no tomar aquí la actitud de contradicción, aun cuando no podamos reconciliar ambas verdades.
Cuando examinamos la primera y segunda oración vemos el esfuerzo en hacernos creer que los teólogos de la predestinación creen en la libertad de los seres. Ya les expliqué que según la definición de libertad que ellos construyen es que se le puede llamar libertad a la ejecución única y exclusiva de una sola acción que Dios tuvo que decretar desde la eternidad para preconocerla y la tuvo que decretar para asegurar que ocurriera y cancelar toda posibilidad de que esa criatura libre le fuera a dañar el plan decretado y que la soberanía de Dios quedara en ridículo ante las demás criaturas. Vimos que los más persuasivo para que aceptemos esa definición de libertad es que se establece que quien ejecuta la acción no solo es responsable de la acción asegurada por el decreto para que ocurriera, sino que es libre para ejecutarla. Y no importa cuanto podamos cuestionarnos ese concepto de libertad, nos da otros “hechos” contundentes sobre cómo las criaturas ejercen esa libertad cuando dice; “Puede reflexionar, y en forma inteligente elegir ciertos fines, y también puede determinar su acción con respecto a ellos.” Pero libertad queda restringida a operar dentro del radio de acción permitido por el decreto, entiéndase, ninguno. “Sin embargo, el decreto de Dios lleva inseparablemente la imposibilidad de evitarse. Dios ha decretado ejecutar todas las cosas, o si no ha decretado esas cosas, al menos ha determinado (como si decretado y determinado fueran cosas distintas en la mente de Dios), que deben acontecer. Él ha decidido para el hombre el curso de su vida.” Cuando dice “en respuesta a esta objeción”, se refiere a la descrita en el título, que el decreto es inconsistente con la libertad moral del hombre. ¿qué respuesta nos ofrece? Que la “Biblia no concuerda” con “la suposición” de que el decreto choque con la libertad de las criaturas. Llama suposición a la idea de que el destino choque con la libertad humana. Eso no es una suposición. Es la conclusión lógica que se desprende de una definición de libertad en donde libertad requiere por lo menos dos opciones para escoger pues si solo hay una opción, no es libertad. Como en la mente de los teólogos de la predestinación, de los deterministas y de los fatalistas solo hay una opción, pero al enfrentarse inevitablemente con el hecho de que existe, de que se observa una conducta en los seres llamada libertad y no se puede negar, pues para que no se caiga su sistema teológico circunscriben, redefinen como libertad esa capacidad limitada a ejecutar la única, decretada y preconocida acción por Dios para que la criatura la ejecutara. Por eso es una suposición porque no existen dos opciones solo la apariencia de que la criatura escoge.
Entonces nos da dos ejemplos de como la Biblia no solo no concuerda con “la suposición”, si no que “revela claramente que Dios ha decretado los actos libres del hombre; pero también que los actores, a pesar de eso, son libres y por tanto, responsables de sus actos,”. Gen.50:19-20 y Hec. 2:23 y 4:27-28. Vamos a ver si esos pasajes revelan claramente que Dios ha decretado los actos libres de los hombres. "Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, más Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo." Según Berkhof ese pasaje revela claramente que Dios decretó los actos libres de los hombres. El problema es que el pasaje ni tan siquiera revela que Dios decretó las acciones de los hermanos de José. El pasaje dice que Dios encaminó para bien todo el daño que quisieron hacerle a José. Y lo que revela el pasaje que no está en el texto ni en el contexto, es que la intervención de Dios fue para preservar la descendencia de Jacob y cumplir la promesa hecha a Abraham de que su descendencia “morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años." GÉNESIS 15: 13 En ningún sitio del Génesis dice que Dios obligó a los hermanos de José a venderlo para hacer cumplir la profecía que le hizo a Abraham. A estos creyentes del destino no se les ocurre pensar que Dios no necesitaba el odio de los hermanos contra José para llevar la familia de Jacob a Egipto. El hambre pudo haber sido suficiente para hacer que Jacob y su familia descendieran a Egipto. Lo más que se puede inferir del pasaje es que en su presciencia, Dios vio la fidelidad de José y el mal corazón de sus hermanos y decidió utilizar ese evento para cumplir su propósito que era crear la nación de Israel. Lo menos que podemos inferir del pasaje es que Dios quiere revelarnos en él, que todo ocurre porque El lo ha decretado. Veamos el pasaje de Hechos. "a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;" 2: 23 "Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera." 4: 27-28 En ninguno de los dos pasajes dice o revela que Dios decretó todos los actos libres de los hombres. Lo primero es que no aparece la palabra decreto. Lo segundo que dice es que Dios determinó su plan y por lo tanto es obvio que lo conocía de antemano, y que los judíos iban a matar a Jesús. El pasaje no revela nada que no estaba profetizado por los profetas y Jesús. Que el pasaje responsabiliza a los judíos por su acción es claro porque se les acusa y porque se les llama al arrepentimiento en el verso 2:38. Pero eso prueba que en el caso de que fueran predestinados a matar a Jesús, no estaban predestinados a perderse pues si así fuera, la oferta de salvación sería ridícula, absurda e innecesaria.
Al igual que en el caso de José, Dios vio y utilizó la elección que hicieron los judíos de rechazar a Jesús para cumplir su plan. "Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan." LUCAS 7: 30 La Biblia nos revela claramente (en Hechos), que utilizó las acciones de estos hombres en estos dos pasajes. La Biblia revela, enseña que Dios utiliza las acciones de los hombres para cumplir sus propósitos y en ningún pasaje incluyendo los pasajes sobre Judas, revela que estaban predestinados a perderse. El arrepentimiento está ofrecido en ambos pasajes. Los hermanos de José estaban conscientes de sus actos y su justo castigo y los fariseos también. "Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos." GÉNESIS 50: 15
"Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?" HECHOS 2: 37 así que los pasajes no revelan ni que Dios decretó las acciones descritas aun cuando el propósito de Dios está claramente expresado ni revelan que estaban condenados a perderse. Cuando dice, “No hay ni una sola indicación en la Biblia de que los escritores inspirados se den cuenta de una contradicción, en relación con estos asuntos.”, lo dice para que demos por sentado que la Biblia enseña que todas las acciones son decretadas por Dios y la “prueba” es que los escritores nunca presentan la contradicción entre el decreto y la libertad de las criaturas. No se dan cuenta de que los escritores no hablan de la contradicción, no solo porque no existe, sino porque nunca fue la intención de Dios probar o revelar a las criaturas que todo está destinado. Les demostré en la Parte 2 de la serie que el concepto del destino no es un concepto judío y que en la historia rabínica se defiende el libre albedrío a tal forma que en algunos escritos hasta se cancela la soberanía de Dios.
Tampoco se dan cuenta de un principio de interpretación y es que cuando en la Biblia algo no se menciona o se discute, no es porque se acepta como es el caso de la poligamia, el homosexualismo o el aborto. Porque la Biblia no los menciona no significa que los aprueba. O es irrelevante a lo que se discute o es obvio a los oyentes o lectores. De la misma manera, el que ningún escritor escribiera que no hay contradicción entre el decreto y el libre albedrío, no es porque lo creyeran o lo aceptaran. Es o porque Dios no los inspiró a que escribieran sobre eso o porque sencillamente no creían en eso.
Jugar con las definiciones y los conceptos es parte de la predestinéutica. En este caso citan un hecho: no hay texto que diga que el decreto contradice la libertad humana, por lo tanto, el decreto no contradice la libertad humana. Como no hay evidencia en la Biblia que contradiga lo que ellos proponen, esa es precisamente la evidencia de que la Biblia lo enseña. Luego para rematar su argumento dice; “Nunca hacen el intento de armonizar el decreto de Dios con la libertad del hombre.”. Según Berkhof, no lo hacen porque no existe la contradicción. Según la hermenéutica, no lo hacen porque las acciones narradas en la Biblia no fueron escritas para probar o demostrar o sugerir que hay tal cosa como un destino. Termina ese párrafo diciendo; “Esto bien puede refrenamos para no tomar aquí la actitud de contradicción, aun cuando no podamos reconciliar ambas verdades.” O sea, el argumento es tan convincente que debe desalentarnos a seguir creyendo que hay contradicción entre el decreto y la libertad humana a pesar de que ambos conceptos inevitablemente se contradicen. Berkhof admite que son contradictorios.
Luego prosigue a repasar las definiciones anteriores para que recordemos como reconciliar algo inevitablemente contradictorio. El que Dios asegura, pero no ejecuta la acción es prueba de que el hombre retiene su libertad. Que, aunque todas las acciones en realidad están determinadas por “leyes” y son reacciones a determinados estímulos (el conductivismo de Skinner), sabemos lo que una persona va a hacer, por lo tanto, esa libertad de decisión es aparente. Dice Berkhof, Pero ahora ya, generalmente, se reconoce que tal libertad de la voluntad es una ficción psicológica. “Esta libertad tiene también sus leyes, y a medida que las conozcamos mejor, estaremos más seguros de lo que un agente libre hará bajo determinadas circunstancias. Dios mismo ha establecido estas leyes.” Y claro, como nuestras mentes finitas se van a extraviar encontrando contradicciones, nos advierte: Naturalmente, debemos cuidarnos de que en nuestros conceptos acerca de la libertad en el sentido de una propia determinación racional, influyen conceptos deterministas, materialistas, panteístas y racionalistas. En otras palabras, “adopta nuestra definición de libertad y de decreto, no sea que vayas a confundir nuestra teología con determinismo, materialismo, panteísmo, racionalismo o peor; gnosticismo. Todo parecido entre los conceptos de decreto y libertad con algunos de los conceptos en esas corrientes de pensamiento son meras coincidencias o producto de la distorsión de tu mente finita.”
De ahí nos pasa a otro repaso sobre la definición de presciencia y la importancia del decreto en entender la misma. “Por su presciencia Dios conoce desde toda la eternidad la realidad futura de todos los acontecimientos. Está basada en su preordenación por medio de la cual El determina la seguridad futura de esos eventos.” Esta es su definición de presciencia. Dios preconoce porque decretó. Si Dios no asegura los acontecimientos no los puede conocer. El arminiano, de consiguiente dirá que él no cree en una presciencia basada sobre un decreto que hace que las cosas resulten seguras, sino en una presciencia de hechos y acontecimientos que actúan contingentemente sobre la libre voluntad del hombre, y, por tanto, indeterminados. Ahora, semejante presciencia de las libres acciones del hombre puede ser posible si el hombre aun en su libertad actúa en armonía con leyes divinamente establecidas que una vez más introducen el elemento de seguridad; pero parecería imposible conocer de antemano los eventos que dependen enteramente de la decisión casual de una voluntad sin principios, que puede en cualquier momento volverse en diferentes direcciones, sin considerar el estado del alma, ni las condiciones existentes, ni los motivos que se presentan en la mente. Semejantes eventos solamente podrían conocerse de antemano como meras posibilidades. Aquí menciona a los arminianos. Aunque yo no soy arminiano sí concuerdo con que las acciones de los seres son libres para escoger entre todas las posibilidades y eso ni limita la soberanía de Dios ni limita su preconocimiento de los acontecimientos. Pero aquí vemos como el Dios de Berkhof no es capaz de conocer todas las posibles acciones a la vez en el tiempo sino solo aquellas que asegura que ocurran. “semejante presciencia de las libres acciones del hombre puede ser posible si el hombre aun en su libertad actúa en armonía con leyes divinamente establecidas que una vez más introducen el elemento de seguridad;” Semejantes eventos solamente podrían conocerse de antemano como meras posibilidades. En otras palabras, si las acciones son indeterminadas, Dios no las puede conocer solo como meras posibilidades. Aquí Berkhof peca de un antropomorfismo antibíblico. Como Berkhof es incapaz de preconocer que acción ejecutaría una criatura libre que no se le ha prefijado la acción, y solo le sería posible por un proceso de eliminación las que serían posibles, pues de la misma manera como único Dios puede preconocer qué acción va a hacer una criatura es asegurando que ocurra y si no se asegura solo pueden ser conocidas como meras posibilidades.
El Dios de Berkhof es bien limitado. Yo vengo diciendo que como el futuro y el destino no existen y mucho menos que el devenir del universo ha sido decretado, solo existe en la mente de Dios todas las posibles acciones de todas las posibles criaturas que puedan existir (entrar en el tiempo), sin que Dios necesite crearlas o asegurarlas para conocerlas. Esa es mi definición de omnisciencia. Y así se revela Dios en la Escritura. Cuando Berkhof termina diciendo que semejantes eventos solo podrían conocerse de antemano como meras posibilidades es porque en su sistema ya dividió eventos decretados o asegurados de eventos posibles no decretados. Fuera de su sistema todos los eventos son meras posibilidades. Fuera de su sistema y entiéndase, en el relato bíblico, Dios ha asegurado un plan y unos acontecimientos en ese plan. Los demás eventos fuera de ese plan son todos posibles, todos preconocidos y a la vez, ninguno imprescindible para que se cumpla el plan de Dios. Los que Dios ha asegurado para que su plan se cumpla solo le resta a los eventos no asegurados la probabilidad o posibilidad de que impidan o estorben su propósito. Para nada les resta la posibilidad de que ocurran. Todos tienen la misma oportunidad de ocurrir dentro del marco de tiempo necesario para que ocurran. Ejemplo de esto lo vemos en todo lo que hizo el pueblo de Israel para impedir que el Mesías no viniera. Vemos al diablo y no a Dios incitando al pueblo a rebelarse contra Dios para provocar que Dios los destruyera. Sin embrago siempre hubo un remanente. Vemos en el caso de Conías (Joaquín) en Jeremías 22:30 cuando se interrumpe la línea de descendencia de los reyes de Judá y eso impediría que Jesús pudiera ocupar el trono de David. Dios no impidió que el pecado de los reyes de Judá llegara al extremo que Dios mismo tuviera que cortar la descendencia de Conías.
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