Las tres Moiras.
Relieve, tumba de Alexander von der Mark,
por Johann Gottfried Schadow. Old National Gallery, Berlín
En la mitología griega, las Moiras (en griego antiguo Μοῖραι, ‘repartidoras’) eran las personificaciones del destino. Sus equivalentes en la mitología romana eran las Parcas o Fatæ, las Laimas en la mitología báltica y las Nornas en la nórdica. Vestidas con túnicas blancas y de semblante imperturbable, su número terminó fijándose en tres.
La
palabra griega moira (μοῖρα)
significa indistintamente ‘destino', ‘parte', ‘lote' o ‘porción', en referencia
a su función de repartir a cada mortal la parte de existencia y de obras que le
corresponden en el devenir del cosmos. Controlaban el metafórico hilo de la
vida de cada ser humano desde el nacimiento hasta la muerte, y aun después en
el Hades.
En
principio, las Moiras eran concebidas como divinidades indeterminadas y
abstractas, quizá incluso como una sola diosa. En la Ilíada de Homero se habla generalmente de "la
Moira", que hila la hebra de la vida para los hombres en su nacimiento 1 (μοῖρα κραταιή, moera Krataia: ‘poderosa Moira’). 2 En la Odisea hay una referencia a las Klôthes (Κλῶθές) o hilanderas.3 En Delfos sólo se rendía culto a dos: la moira
del nacimiento y la de la muerte. 4 En Atenas, la diosa Afrodita era considerada la mayor de ellas en su
aspecto de Afrodita Urania,
según la Descripción de Grecia de Pausanias. 5 Una vez su número se hubo establecido
en tres, 6 los nombres y atributos de las Moiras
quedaron fijados:
- Cloto (Κλωθώ, ‘hilandera’) hilaba la hebra de vida con una rueca y un huso. Su equivalente romana era Nona, originalmente invocada en el noveno mes de gestación.
- Láquesis (Λάχεσις, ‘la que echa a suertes’) medía con su vara la longitud del hilo de la vida. Su equivalente romana era Décima, análoga a Nona.
- Átropos (Ἄτροπος, ‘inexorable’ o ‘inevitable’, literalmente ‘que no gira’, 7 a veces llamada Aisa) era quien cortaba el hilo de la vida. Elegía la forma en que moría cada hombre, seccionando la hebra con sus «detestables tijeras» cuando llegaba la hora. En ocasiones se la confundía con Enio, una de las Grayas. 8 Su equivalente romana era Morta (‘Muerte’), y es a quien va referida la expresión "la Parca" en singular.
En la
tradición griega se aparecían tres noches después del alumbramiento de un niño
para determinar el curso de su vida. Originalmente podrían haber sido diosas de
los partos, si bien esta función acabaría asumida por la deidad de origen
minoico Ilitía; paralelamente, la posterior
adquisición de su papel como señoras del destino las vincularía y a la vez
diferenciaría de otras divinidades de la muerte propiamente dicha, como Tánatos y las Keres. Por ello, y en especial por el predominante
papel de Átropos, las Moiras inspiraban gran temor y reverencia, aunque podían
ser adoradas como otras diosas: las novias atenienses les ofrecían mechones de
pelo y las mujeres juraban por ellas.
Un
texto bilingüe eteocretense 9 tiene la traducción griega ομοσαι δαπερ ενορκίοισι (omosai d-haper enorkioisi, ‘pero puede
jurar [estas] mismas cosas a las Guardianas de Juramentos’). En eteocretense
esto se escribe —S|TUPRMĒRIĒIA, donde MĒRIĒIA puede aludir a las divinidades
que los helenos conocían como las Moiras.
Diversas
versiones de las Moiras existieron en los niveles mitológicos europeos más antiguos. Es imposible no
relacionarlas con otras diosas hilanderas del destino indoeuropeas, como las Nornas en la mitología nórdica o la diosa báltica Laima y sus dos hermanas.
Zeus y las Moiras
Las tres Moiras matando a los gigantes Agrio y Toante.
Detalle de un friso del Altar de Pérgamo (Museo de Pérgamo, Berlín).
Las
Moiras también eran temidas y respetadas por los dioses. El mismo Zeus estaba sujeto a sus designios, según
palabras de la sacerdotisa pitia de Delfos. Hesíodo se refería a ellas como «las Moiras, a
quienes el sabio Zeus respetó con los mayores honores»,10 aunque ninguna obra clásica precisa
hasta qué punto exacto los propios inmortales estaban sometidos a sus
dictámenes.
Sin
embargo, en contraposición a este punto, un supuesto epíteto del rey de los dioses, Zeus Moiragetes (‘Zeus Dador de
Destino’), fue plasmado en el siglo II por Pausanias a
raíz de una inscripción que contemplara en Olimpia:
Cuando se llega al punto de partida de las carreras de carros, hay un
altar con la inscripción "Al Dador de Destino".11
También
se refirió a los relieves esculpidos en el templo de Zeus en Megara, citando que «sobre la cabeza de Zeus
están las Horas y las Moiras, y todos pueden ver que es
el único dios obedecido por éstas». Igualmente advirtió que había un santuario
de las Moiras a las puertas de Tebas, contiguo al de Zeus; 12 mientras que el del dios contaba con
representación escultórica, el de la tríada no.
Los
griegos afirmaban variadamente que las Moiras eran hijas de seres primordiales
como Nix (la Noche), Caos o Ananké (la
Necesidad) —H. J. Rose
escribe que Nix era la madre de las Moiras13 y de las Erinias en la tradición órfica—, pero algunos mitógrafos posteriores
fueron tan diametralmente opuestos como para afirmar que las Moiras eran hijas
de Zeus, bien junto con Ananké o
bien junto con Temis (la
Justicia) o Nix, como Hesíodo señala en un pasaje,.14
De
los testimonios de Pausanias y de esta segunda vertiente genealógica se infiere
la preeminencia de Zeus respecto de las Moiras y su potestad. Ello no se
correspondería con lo que nos ha llegado de los cultos y tradiciones más antiguos, en los que
se nos presenta a las Moiras como divinidades primigenias o ctónicas al margen del devenir y de la voluntad
del resto de dioses, insertas en el ámbito de los principios prístinos e
inamovibles del universo. Es probable que dicha aproximación se deba a un
intento de modificar los mitos originales para que encajaran con el más tardío
sistema patriarcal olímpico.
Las tres Moiras,
o El triunfo de la Muerte.
Tapiz flamenco, 1520 d.C. aprox., Victoria and Albert Museum, Londres
Se
las representaba comúnmente como a tres mujeres hieráticas, de aspecto severo y vestidas con
túnicas: Cloto, portando una rueca; Láquesis, con una vara, una pluma o un
globo del mundo; y Átropos, con unas tijeras o una balanza.
En
otras ocasiones se les atribuye la apariencia de tres viejas hilanderas, o de
tres melancólicas damas (una doncella, una matrona y una anciana,
respectivamente). Shakespeare se inspiró en este mito para crear las
tres brujas que aparecen en Macbeth, cuya intervención es determinante en
el destino del protagonista.
Podemos
ver que en la antiguedad el destino era un deidad. En el hiduismo, budismo y
otras religiones, se construyó una mezcla entre destino y libre albedrío. Las
decisiones pasadas construyen tu
presente y ése es tu karma , en el hinduísmo. En el budismo la experiencia te
ayuda a tomar mejores decisiones para el futuro. En el islam, aunque Alá es
todopoderoso y lo sabe todo, el hombre es totalmente responsable por sus
acciones.
En el
judaísmo, que es el que más nos concierne, pues es relevante a la discusión de
si el concepto del destino es un concepto judío, no necesariamente podemos
concluir que de la Tora sacaron un conepto de destino. Veamos. La creencia del libre albedrío
(hebreo: bejirá jofshith בחירה חפשית, bejirá
בחירה) es axiomática en el pensamiento judío, y está conectada muy de
cerca con el concepto de premio y castigo, basado en la Torá. El Versículo 30:19 del Deuteronomio dice “Yo (Dios) te he dado
vida y muerte, bendición y maldición: escoge vida”. El libre albedrío es
entonces discutido largamente en la filosofía judía, primariamente como el objetivo de Dios en la
creación, y después resultando en una paradoja.
Los judíos
en la actualidad mantienen discusiones sobre el Libre albedrío y la
participación de Dios en las elecciones morales que
toman las personas, y el grado de libertad de decidir que posee cada persona.
Las enseñanzas tradicionales sobre la creación, particularmente influenciado por el misticismo judío, son que “este mundo es como un pasillo para el Mundo Venidero” (Pirkei Avoth 4:16). “El hombre fue creado con el solo propósito de regocijar a Dios, y derivando el placer del esplendor de Su presencia… el lugar donde esta alegría se dará es en el Mundo Venidero, que fue creado expresamente para esto; pero el camino al objeto de nuestros deseos es este mundo…” (Moshe Jaim Luzato, Mesillat Yesharim, Cap.1).
El
libre albedrío es requerido en la justicia de Dios, “de otra manera, el Hombre
no obtendría ni rechazaría actos de bondad sobre los cuales él no tendría
control.” 24 Es entendido posteriormente que para
que el Hombre pueda tener un libre albedrío verdadero, no debe tener solamente
esto internamente, sino también un ambiente que permita una decisión entre
obediencia y desobediencia. Dios, así, creó el mundo para que bien y mal puedan
operar libremente;24 esto es el significado de la máxima
rabínica, “todo está en las manos del cielo menos el miedo al cielo” (Talmud, Berachot
33b). En la literatura Rabínica, hay mucha discusión entre la
omnisciencia de Dios y el libre albedrío. La visión representativa es que “todo
está previsto; aun así, el libre albedrío es dado” (Rabí Akiva, Pirke Avot, 3:15). Basado en el entendimiento, el
problema es descrito como una paradoja, más allá de nuestro entendimiento.
“El
Sagrado, Bendito sea, sabe todo lo que pasará antes de que haya pasado. ¿Sabrá
Dios si una persona particular será buena o mala, o no lo sabrá?, si Él lo
sabe, será imposible para esa persona no ser buena, y así demuestra que no
conoce todo lo que Él ha creado...El Sagrado, Bendito sea, no tiene
temperamentos y está fuera de dichos ambientes, a diferencia de la gente, cuyos
seres y temperamentos son dos cosas separadas. Dios y sus temperamentos son uno, y la existencia de Dios está más allá de la comprensión del hombre… No tenemos las capacidades de
comprender cómo El Sagrado, Bendito Sea, conoce todos los eventos y su
creación. [Sin embargo] se sabe sin duda que la gente hace lo que quiere sin El
Sagrado, Bendito Sea, forzándolos a hacer algo… Es dicho por esto que un hombre
es juzgado de acuerdo a sus acciones.” (Maimonides, Mishne Torá, Teshuva 5:5)
La
paradoja es explicada, pero no resuelta, al observar que Dios existe fuera del tiempo y por lo tanto, su conocimiento del
futuro es exactamente el mismo conocimiento del pasado y del presente. 24 Así como su conocimiento del pasado no
interfiere con el libre albedrío del hombre, tampoco en un futuro. Una analogía
es aquella del viaje en el tiempo: El viajero del tiempo, habiendo regresado
del futuro, sabe previamente lo que alguien hará, pero mientras él sabe esto,
este conocimiento no causa la acción del sujeto; el sujeto tuvo libre albedrío
incluso cuando el viajero del tiempo tuvo un conocimiento previo. Esta
distinción entre conocimiento previo y predestinación, es discutido por la
crítica de Maimonides Abraham Ibn Daud; véase Hasagat HaRABaD ad loc.
Aunque
lo previo representa la vista mayoritaria en el pensamiento rabínico, hay
muchos grandes pensadores que resuelven la paradoja al excluir explícitamente
el divino conocimiento previo. Ambos, Saadia Gaon y Judah ha-Levi mantienen que “las decisiones del
hombre preceden al conocimiento de Dios.” Gersónides sostiene que Dios sabe, de antemano,
las decisiones abiertas a cada individuo, pero no conoce que decisión el
individuo en su libertad tomará.
Isaiah Horowitz toma el punto de vista de que Dios no
puede saber cuáles elecciones morales tomarán las personas, pero que, sin
embargo, no deteriora su perfección.
La
existencia del libre albedrío y la paradoja
descrita anteriormente está ligada cercanamente al concepto de Tzimtzum. Tzimtzum apoya la idea de que Dios “contrajo” su esencia infinita, para permitir la existencia de un
“espacio conceptual”, en el cual un mundo finito, independiente pudiese
existir. Esta “constricción” hizo posible al libre albedrío, y seguidamente el
potencial para heredar el potencial y el Mundo Venidero. Más allá, de acuerdo
con la primera aproximación, está entendido que la paradoja de la omnisciencia
del libre albedrío provee un plano temporal paralelo a la paradoja inherente
dentro de Tzimtzum.
En la
garantía del libre albedrío, Dios, de alguna manera ha “disminuido” su
conocimiento previo para permitir la acción independiente del hombre; Él posee
su conocimiento previo y aun así el libre albedrío existe. En el caso de Tzimtzum, Dios ha contraído su esencia
para permitir la existencia independiente del hombre; aun así, es atractivo y
trascendente.
En el
pensamiento judío, el libre albedrío es todavía discutido en conexión con la
Teología Negativa, la Divina Simplicidad y la Divina Providencia así como los principios judíos de la fe en general.
Por
lo que aquí se nos describe, el judaísmo parte de que el hombre es libre y Dios
le dió la oportunidad o las opciones para que ejerciera esa libertad. Pero
luego al tratar de reconciliar el preconocimiento de Dios con esa libertad,
caen en el mismo problema de los calvinistas.
Aquí los judíos reducen a Dios para no cancelar el libre albedrío y los
calvinistas para no reducir a Dios cancelan el libre albedrío. Esto se resuelve
cuando definamos preconocimmiento, soberanía, gracia, elección, etc. Ya les demostré en la sección anterior que
Dios no necesita crear el futuro para conocerlo.
Sigamos
viendo qué creían los judíos sobre el destino. Josefo en el Tomo I de Las
Guerras de los Judíos, dice que los Fariseos “suelen atribuir cuanto se hace a
Dios y a la fortuna y que hacer bien o mal, dicen estar en manos del hombre,
pero que en todo les puede ayudar la fortuna”. De los saduceos dice: “quitan
del todo la fortuna, y dicen que Dios ni hace algún mal ni tampoco lo ve; dicen
también que les es propuesto el bien y el mal y que cada uno toma y escoge lo
que quiere, según su voluntad;”. Aquí fortuna puede referirse a destino si se
toma del latín fortuna que es encadenamiento fortuito de sucesos. Si usó la
palabra en griego tyche, era la diosa de la suerte buena o mala y una variante
de La Moira.
En Antigüedades
de los Judíos, Tomo III, libro XVIII, dice de los Fariseos: “A pesar de que
enseñan que todo se realiza por la fatalidad, sin embargo, no privan a la
voluntad del hombre de impulso propio. Creen que Dios ha templado las
decisiones de la fatalidad con la voluntad del hombre, para que éste se incline
por la virtud o por el vicio.” Creían en la resurrección de los justos, pero no
en la de los injustos. De los saduceos dice: “el alma perece con el cuerpo y se
limitan a la observancia de la LEY”. No
dice aquí qué creían sobre el destino. Pero vemos que los fariseos sí creían en
el destino pero que el hombre tiene impulso propio.
Del
libro Jesús y Su Tiempo, pág. 208, dice de los Fariseos: “Aunque las
circunstancias de la vida de cada persona estuvieran influidas en gran medida
por la providencia divina, la decisión de seguir o no la ley de Dios era un
asunto de libre elección. Para los fariseos, la vida con todas sus penalidades
e injusticias era un estado transitorio, y las verdaderas recompensas del
hombre bueno y piadosos llegarían en la otra vida, como también el castigo para
los malos. En este esquema estaba implícito que cada individuo tenía que
prepararse para la vida futura y que aun si nadie podía controlar realmente sus
circunstancias básicas (como el ser pobre o ser rico, por ejemplo), cada
persona podía escoger entre seguir el camino de la rectitud o no. Mas allá de esta
elección, el destino estaba en manos de Dios. “Todo está en las manos de Dios,
excepto el temor de Dios”, decían los fariseos. De los saduceos Dice:
“cualquier hijo de Abaham era libre de seguir los preceptos de Dios tal como se
explicaban en la Torá y conducirse con honor y prudencia y en este caso hallará
su recompensa aquí en la Tierra, en una vejez plena y próspera; la otra vida
consistiría para él en el honor y el prestigio que su nombre hallaría en la
posteridad. O sea, los fariseos al decir aquí “providencia divina” es que Dios
dirige las circunstancias, pero el hombre escoge seguir o no a Dios. Los
saduceos descartaban esta intromisión de Dios en los asuntos humanos. Los esenios eran los que creian en un determinismo fuerte pero su influencia era mínima en la cultura judía general.
Según
hemos visto hasta aquí, los judíos han mantenido un concepto de que le hombre
es libre y responsable y lo más parecido al concepto pagano del destino es el
de los fariseos con la providencia divina o Dios dirigiendo los asuntos del
mundo sin cancelar la libertad del hombre para escoger. Mas nunca se parece esto
al concepto calvinista. Cuando vemos el antiguo testamento, no vemos en el
texto la intención de Dios en que creamos o veamos que las cosas ya estaban
predispuestas a ocurrir. Cuando aparece la palabra destino y fortuna en Reina
Valera es en Isaías 65:11,"Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis
mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para
el Destino;" Son dos deidades que están siendo adoradas. Gad para fortuna
es (Strong’s 1408) y Meni para destino (Strong’s 4507). Tanto el comentario de
Keil & Delitzsch como el de Barnes’ Notes (que son los que tengo) sostienen
que son deidades paganas adoradas por varias religiones en la época. En todo el
viejo testamento vemos a Dios advirtiendo que no lo comparen con los dioses de
las naciones. Si los dioses de las naciones se caracterizan por controlar el
destino de los hombres (como se describe en La Ilíada), no me parece ver en el
texto del viejo testamento que Dios quiera enseñar a su pueblo que Él es igual
de controlador como los otros dioses.
Vemos a Dios mostrando su propósito y llamando a a los hombres a
obedecerlo y seguirlo. El que obedece y
sigue prospera aquí y en la otra vida y el que no, no prospera. Las palabras
que se traducen destinar en el viejo testamento son Strongs’s 3198 que se
utiliza en Gen. 24:14 y 44 cuando aparece Rebeca como la mujer escogida por
Dios para Isaac y en respuesta a la oración de Eliezer. No hay nada en el texto
ni en todo Génesis que indique que Dios le iba a escoger mujer nadie. Sí veremos en la ley que Dios ordena que
mantengan el linaje casándose con israelitas y no extranjeras y aun así no se
vislumbra que Dios tenga mujeres predestinadas para nadie. La otra es 6261 en
Lev. 16:21 y se refiere al hombre escogido para llevar el macho cabrío al
desierto. La otra es 5414 en Josué 9:27., para destinar a los gabaonitas como
leñadores y en Jer. 8:14 “nos ha destinado a perecer" y Ezequiel 31:14 “todos
están destinados a muerte” En Ezequiel 31 se refiere a la soberbia de Faraón.
Fue una sentencia y es refiriéndose al castigo por el pecado y por la soberbia
de Faraón. Luego viene 4487 en Isaías 65:12 que sigue a destino y fortuna en
65:11. “os destinaré a la espada”. Aquí la palabra es mana que es pesar y Dios
les está haciendo un juego de palabras y conceptos. La palabra destino en el 11 es meni y esta es
mana. “Como ustedes están confiando en el meni, yo los voy a maná a la espada”
la raíz de esta palabra es pesar, contar, numerar. En Ezequiel 35:6 “te
destinaré”, es 6213 y tiene que ver con hacer. El que los traductores
escogieran destinar para estas palabras no significan que tuvieran en mente
sugerir que estos acontecimientos estaban decididos desde el pasado. La escogieron pues en nuestro idioma destinar
no tiene que tener el significado filosófico de un destino predeterminado, sino
que para describir un resultado seguro o ineludible usamos destinar. En King James la palabra en Gén. 24:14 y 44
se traduce “thou hath appointed” y “the Lord hath appointed”. la de Levítico
16:21 “un hombre destinado” se traduce “a fit MAN”. La de Isaías 65:12
“destinaré a la espada” se traduce en KJV “I number you”. La de Josué 9:27 “ los
destinó”, la de Jer. 8:14 ”nos ha
destinado” y la de Ezequiel 31:14
“estarán destinados” ; se traducen “made them”, “put us to silence” y
“are all delivered unto death” respectivamente. Por último, la de Ez. 35:6 “a
sangre te destinaré” se tradujo como “I will prepare thee unto blood”. También
cabe señalar que cuando se tradujo al latín, se usó destinare para lo mismo. La
consecuencia es que cualquiera que quiera introducir en el texto la idea de un
destino irreversible e inmutable para el evento descrito, lo puede hacer y
promover sin percatarse que no es así ni en la gramática ni en la mente del
escritor del texto. Luego en el Nuevo Testamento haré el mismo ejercicio sobre
que uso tenía el término en griego y como se tradujo en Reina Valera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario