En la
sección anterior estuvimos estudiando como Agustín de defender el libre
albedrío en su debate contra el maniqueísmo, se torna en contra del libre
albedrío en contra de pelagianismo. He estado citando de la obra de Justo
González, Historia Del Pensamiento Cristiano. Tomo II. Vimos como del hecho de
que no todos se salvan, Agustín comienza a definir que el hombre es incapaz de
creer e incapaz de recibir la gracia. Agustín concluye, “no se puede concebir
que la voluntad se oponga a recibir la gracia”.
Esto es una contradicción pues se está hablando que el hombre es incapaz
de recibirla. ¿cómo que no se puede concebir que el hombre la resista? Todo
este argumento surge porque concluyó que todo lo que el hombre puede hacer es
pecado y como recibir la gracia para salvarse no es pecado, Dios tiene que
hacerlo por el hombre; tiene que imponerle su gracia. Pero eso es violentar la
voluntad del hombre. Pero para que no se vea como que Dios violenta la voluntad
del hombre, entonces Dios tiene que mover la voluntad.
“Ahora bien, si todo lo que el ser humano natural puede hacer
es pecado, ¿cómo ha de dar el paso que le llevará de su estado natural al del
humano redimido, sobre todo si se tiene en cuenta que tal paso no puede en modo
alguno llamarse pecado? La respuesta es ineludible: el humano natural no puede
por sí solo dar semejante paso. Es aquí donde entran en juego las doctrinas
agustinianas de la gracia y la predestinación. Y es también aquí que se
encuentra el punto focal de la polémica de Agustín contra los pelagianos.”, JG “Por consiguiente, para que nosotros
queramos, sin nosotros a obrar comienza, y cuando queremos y de grado obramos,
con nosotros coopera. Con todo, si El no obra para que queramos o no coopera cuando ya queremos, nada en orden a las buenas obras de
piedad podemos.”- Agustín de 'La gracia y El Libre Albedrío'. De estos dos
párrafos, el primero es Justo González y el segundo es Agustín, es que entonces
viene la cita “no se puede concebir que la voluntad se oponga a recibir la gracia”.
Es una contradicción pues si ya estableciste que el hombre es incapaz de hacer
nada bueno, o creerlo o quererlo, como amplían después los reformadores con su
doctrina de la depravación total, lo lógico es concebir que se oponga a recibir
la gracia o cualquier cosa que Dios le ofrezca. Pero para que la gracia no
falle y cumpla su propósito hay que hacerla irresistible para no dar lugar a
que la voluntad se resista a recibirla. Para que a nadie se le ocurra
lógicamente pensar que un hombre incapaz de hacer nada bueno vaya a invalidar
la gracia pues es incapaz de recibirla y si es así, Dios se corre el riesgo de
que nadie se salve, pues sin gracia nadie se salva y Dios quiere salvar a
algunos que él creó , y decretó que se salvaran, por si acaso, para que no
duden de la perfección del plan de Dios en salvar a algunos, pues construimos
la gracia irresistible. Este es el razonamiento con el que se construye la predestinación.
No importa cuántas contradicciones surjan en el argumento, lo importante es que
la sabiduría de Dios en salvar a unos y a otros no, quede establecida e
incuestionable. Repasemos el siguiente párrafo de JG, “La gracia es irresistible. No se puede concebir que la
voluntad se oponga a recibir la gracia que le ha sido dada, porque la gracia actúa
en la voluntad, llevándola a querer el bien. Esto no quiere decir en modo
alguno que Agustín haya olvidado o abandonado su defensa del libre albedrío. La
gracia no se opone a la voluntad. No se trata de que la gracia obligue al
humano a tomar una decisión aun en contra de su propia voluntad. Se trata más
bien de que Dios, mediante su gracia, mueve a la voluntad, la fortalece y la
estimula, para que ella misma, sin coerción alguna, opte por el bien.
El pecador no se salva a sí mismo, pero tampoco es salvado contra su voluntad.
«Ni la gracia de Dios sola, ni él solo, sino la gracia de Dios con él» La
gracia mueve a la voluntad, pero solo mediante una «suave violencia» que actúa
de tal modo que la propia voluntad concuerda con ella.”
Veamos lo que aquí dice: No se puede concebir que la voluntad se oponga a recibir la
gracia que le ha sido dada, porque la gracia actúa en la voluntad, llevándola a
querer el bien.
La
voluntad no va a resistir la gracia pues la gracia va a cambiar la voluntad
para que quiera recibirla. De otra manera la voluntad tiene el poder de resistirla,
pero ya se dijo que es irresistible y eso se tiene que sostener. Esto no
quiere decir en modo alguno que Agustín haya olvidado o abandonado su defensa
del libre albedrío. O sea, la gracia
irresistible va a actuar en la voluntad, pero tienes que creer que sigue siendo
libre albedrío. No se trata de que la
gracia obligue al humano a tomar una decisión aun en contra de su propia
voluntad. Y
¿de qué se trata? De que la gracia cambia la voluntad para que concuerde con la
gracia. Yo entiendo que la obliga. Pero eso es lo que yo interpreto. ¿Qué se supone
que yo entienda de qué se trata? Se trata más bien de que Dios, mediante su gracia, mueve a la
voluntad, la fortalece y la estimula, para que ella misma, sin coerción alguna,
opte por el bien. O sea, Dios tiene la intención,
Dios quiere una decisión, Dios mueve a la voluntad, pero yo tengo que creer que
es un acto de la voluntad y nada de lo que Dios hizo es coerción. En el griego
cuando eso ocurre que “otro ejecuta unas acciones sobre el sujeto” se llama voz
pasiva del verbo y es claramente expresado en la oración por la terminación
particular de los verbos cuando eso ocurre. Lamentablemente para los que
necesitan la predestinación, el NT cuando explica o describe las actuaciones de
los hombres y de Dios en los eventos que envuelven salvación se usa la voz
activa en donde se lee claramente cuando Dios hace la acción o cuando es el
hombre. Los calvinistas deben hacer como los Testigos de Jehová que tradujeron
una Biblia que reflejara en el texto las doctrinas que promulgan. Volviendo a
la frase anterior; cuando una voluntad decide porque otra voluntad produjo la
decisión en esa voluntad, eso no es la decisión de esa voluntad. Definimos al
principio que libertad es escoger entre dos opciones o más. Si hay una sola
opción no es libertad. Pero se añade a esa
definición que, si otro escoge, eso tampoco se llama libertad y si ése otro te
hace ejecutar la acción que él predispuso, y no importa cuanta sutileza utilice
para que parezca que tú decidiste actuar, es coerción, es obligación, es
esclavitud. La gracia mueve a la voluntad, pero solo mediante una «suave
violencia» que actúa de tal modo que la propia voluntad concuerda con ella.” O sea, la voluntad decidió obedecer a la
gracia. Tenemos que aceptar que la palabra “concuerda” significa que ocurrió una decisión de la voluntad a pesar de las
palabras “mueve”, “suave violencia” y
“actúa” de la gracia. Es como
cuando el abogado defensor de un violador que con el uso de un cuchillo, fuerza
y violencia comete una violación, establece que la víctima consintió en la
violación porque no opuso suficiente resistencia. Todo esto porque Agustín no
quiere cancelar el libre albedrío. Pero quiere a la vez explicar como Dios
salva a unos y a otros no. Partiendo de la premisa que el hombre al caer quedó
incapacitado para aceptar, reconocer o recibir cualquier iniciativa de Dios en
querer salvarlo. Partiendo de tres hechos: el hombre cayó, el hombre no se
puede salvar a sí mismo y Dios tiene que proveer para que se salve, de ésos
tres hechos se construyen varias definiciones incorrectas y sobre premisas
incorrectas.
Premisas incorrectas; hay futuro y
por lo tanto hay destino.
Definiciones incorrectas; libertad para pecar, (que es un disparate), lo correcto es esclavitud para pecar.
Que la caída es incapacidad para
decidir o querer o desear salvarse. Incapacidad para salvarse no significa
incapacidad para querer, desear o recibir la salvación.
Que soberanía significa que no puede
haber voluntades capaces de resistir o rechazar la soberanía. Dios es soberano
antes y sin la creación. Por lo tanto, la soberanía no depende de seres que la
reconozcan. El que Dios creara seres con voluntad para obedecerle o no, no
altera su soberanía en nada. No se dan
cuenta que, si todo el acontecer del universo ocurre bajo el estricto control
de Dios, eso no se diferencia del panteísmo.
Que la gracia tiene que ser
irresistible o recibida para ser gracia. Lo mismo. La gracia existía antes de
la creación, es inherente al carácter de Dios. Decir que la gracia tenga que
ser recibida para que sea gracia es una construcción humana. La gracia se
define por ser inmerecida y reside en el que la otorga. No se define o es
efectiva porque se reciba ni depende del que la recibe.
Que Dios tenía que decretar y
predestinar todas las cosas para así poderlas preconocer. Cuando concebimos
como hecho el futuro y por lo tanto el destino, no se nos ocurre que Dios pueda
ser y actuar y ver fuera de ambos. No se dan cuenta que, si Dios creó todo el
devenir del universo, y ya no tiene que intervenir, eso es deísmo. No se dan
cuenta que si Dios solo puede conocer el único futuro que ha creado o
destinado, eso lo pone en la misma categoría de los dioses paganos, y eso no es
omnisciencia, es solo ciencia. Si existen en la mente de Dios todos los
posibles futuros y Dios los puede ver todos a la vez, no porque los creó sino
porque puede verlos, entonces ese es un Dios omnisciente y todopoderoso.
Por no identificar que estas
definiciones fueron construidas para contestar unas preguntas que probablemente
también estaban incorrectas, es que la predestinación impresiona al que no se
dedica a conocer lo que la Biblia enseña en adición a lo que la Biblia dice.
Sigamos con Agustín; “La salvación,
desde el principio hasta el fin, es obra de la gracia; aunque sin que esto
implique en modo alguno que se destruya o se viole la voluntad humana, que es
movida por la gracia para desear el bien.” Aquí dice que la salvación es obra
de la gracia. Bueno, en Ef. 2:5 y 8 se dice que por gracia sois salvos, o la
salvación es por gracia y en Tito 2:11 también.(De 137 versos en donde aparece “gracia” Strong´s 5485 , solo estos 3 dicen que la gracia salva, el resto la conectan con Dios o Jesucristo en la misma oración. Es por gracia pues es inmerecida pues Dios no tenía
por qué salvar a unos seres que escogieron perderse. (Si Dios los predestino
para perderse, tal vez debería tener que salvarlos). En Tito 3:7 y en Rom. 3:24
se habla de “justificados por la gracia”. La justificación es un aspecto de la
salvación y en el caso de la justificación en donde justificar significa ser
declarado justo, es por la gracia y todo el proceso requerido por Dios para
salvación que el hombre es declarado justo siendo pecador, es por la gracia. Y todo es por la
buena voluntad de Dios. El hombre no podía producir nada de eso. En Rom. 11:6
se dice que la elección es por gracia. Y elección no es salvación. En los
pasajes en donde se habla de elegidos para salvación siempre se añade en Cristo
o por medio de Cristo o mediante. Fuera de eso no hay pasaje en la Biblia como
para establecer que “la salvación es obra de la gracia”. El resto de los
pasajes en donde aparece gracia (137), salvador (22) y salvación (40), el énfasis de qué o
quién obra la salvación, es Cristo, no la gracia. Heb. 2:10 y 5:9 dice que Jesús
es el autor de la salvación. Por lo tanto, cuando Agustín dice que “la
salvación es obra de la gracia” para limitarnos a creer en la gracia como único
agente posibilitador de la salvación para armonizar con su premisa anterior de
que el hombre no puede recibirla es un ejercicio de su formación en retórica,
pero no es el concepto que la mayoría de los pasajes sobre gracia, salvación y
salvador nos sugieren.
Sigamos viendo otras definiciones de
Agustín: “Esto plantea de inmediato la
cuestión de la predestinación. Si sólo mediante
la gracia es posible la salvación, y si esa gracia, por definición, no depende
de mérito alguno por parte del que la recibe, se sigue que es el mismo Dios,
por su acción y libertad soberanas, quien decide quién ha de recibir ese don inmerecido.
La doctrina agustiniana de la predestinación no surge de consideraciones de
orden especulativo sobre la omnisciencia de Dios, o sobre su omnipotencia, sino
que surge de consideraciones de orden soteriológico y existencial, al tratar de
afirmar la primacía de Dios en la salvación humana, y el carácter gratuito de
esa salvación.” Aquí vemos que se dice
que se plantea la predestinación. No. Ya está planteada desde que hicieron las
preguntas para explicar el hecho de que no todos se salvan. Desde allí se introdujo
que Dios sabía quien se iba a salvar. Dice este párrafo “Si solo mediante la
gracia es posible la salvación” eso es cierto. Es un acto de la voluntad de
Dios salvar pues estamos de acuerdo (aunque por distintas razones) que no tenía
que hacerlo. “Y si esa gracia por definición no depende de mérito alguno por
parte del que la recibe”. Eso también es cierto. La gracia es inmerecida. “Se
sigue que es el mismo Dios, por su acción y libertad soberanas, quien ha de
recibir ese don inmerecido.” Eso no es cierto. El que sea inmerecida no
significa que no va a ser recibida. Pero si ya yo definí que nadie la puede
recibir, pues nunca va a ser recibida. Tiene que ser impuesta. Pero si yo
defino que los seres la pueden recibir, quererla, aceptarla como que también pueden rechazarla, no
tengo que imponerla, solo ofrecerla. Si se impone sigue siendo inmerecida. Si
es aceptada o rechazada, sigue siendo inmerecida. Vean como en un mismo
argumento con unas definiciones correctas nos llevan a aceptar otras
incorrectas. Claro por la mala definición de soberanía, se nos quiere hacer
creer que Dios es más grande si impone su regalo en seres que no lo quieren a
que si lo reciben los que lo quieran.
Cuando dice que la doctrina agustiniana de la
predestinación “no surge de consideraciones de carácter especulativo sobre la
omnisciencia y la omnipotencia de Dios” pasa por alto de que el concepto de
omnisciencia y omnipotencia están condicionados por una visión neoplatónica en
la mente de Agustín. El concepto del futuro y el destino son dados en todo el
debate. Cuando dice “tratar de afirmar la primacía de Dios en la salvación
humana y el carácter gratuito de esa salvación” es para no decir que Agustín
quería mantener cierto reconocimiento del libre albedrío disimuladamente, cuando
el conflicto era atacar el pelagianismo que ponía todo el énfasis en la
voluntad humana. Probar la supremacía y
la unilateralidad de Dios en crear, ofrecer y viabilizar la salvación del
hombre, no necesita de ninguna de las definiciones que ya hemos visto y mucho
menos de una predestinación. Dios era es y será sin la creación.
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