miércoles, 13 de febrero de 2019

Predestinado para Cuestionarme la Predestinación - Introducción


No es mi intención hacer que ningún calvinista deje de creer en su calvinismo, Este estudio no va dirigido a ellos. Va dirigido a los hermanos evangélicos que leyeron la Biblia varias veces sin la influencia calvinista y nunca se les ocurrió que su salvación fuera decretada desde antes de la fundación del mundo y que de otra manera nunca hubieran conocido al Señor. Son los que en un momento se dieron cuenta que su vida no tenía sentido y de alguna manera Dios se les mostró en la persona de Jesucristo, fueron convencidos de su pecado, se arrepintieron, creyeron, nacieron de nuevo y todo el mundo a su alrededor se dio cuenta de su transformación. Compartieron su experiencia con otros y se repitió la transformación en otros.

Viven agradecidos de que Dios vio su incapacidad para librarse del pecado que los esclavizaba y envió a Jesucristo a morir por sus pecados y con tan solo creer en ese regalo, fueron libertados. Pero entonces aparece un calvinista proselitista, militante y rabioso, que le presenta el “gran misterio de Dios” para convencerlo que su experiencia está errónea.  El haberse arrepentido y el haber decidido creer en la oferta de Dios, no tuvo nada que ver con su decisión pues nunca fue su decisión, sino que todo fue un acto soberano, unilateral y preparado de antemano desde antes de la fundación del mundo. En otras palabras, no fue tu decisión, no fue tu arrepentimiento, no es tu amor por Dios, etc. Todo fue dictado por Dios que decretó que tú te salvaras y preparó todo el libreto para que tú lo actuaras y todo para la gloria y honra de la sabiduría de Dios. Y todo este esquema no presenta ningún problema si lo aceptas. El problema es si lo cuestionas pues has leído en la Biblia muchos textos que no lo describen de esa manera. El problema es cuando preguntas cómo es que Dios salvó a unos y no a todos. El problema es cuando te preguntas como un Dios de amor amó a algunos y a otros no. El problema es cuando a ti te parece que Dios es el autor del mal, pues creó a algunos que pecaran y después los condena. El problema es cuando cuestionas por qué si sabía que Adán iba a pecar, por qué le puso el árbol del bien y del mal, y por qué permitió que la serpiente los incitara a pecar. El problema es cuando preguntas por qué no hizo al hombre a prueba de pecado y se hubiera economizado todo este drama. Y así hay cientos de textos y preguntas que surgen inevitablemente en los evangélicos que leen la Biblia y la explicación calvinista de la salvación les crea más preguntas que respuestas.

El problema se agrava cuando estos calvinistas proselitistas y militantes te tratan como que eres incrédulo, ignorante, no eres suficiente educado en la teología, eres irreverente o no eres suficientemente humilde para aceptar los decretos de Dios, eres un sinergista que buscas restarle gloria a Dios al querer usurparle parte de su gloria al adjudicarte algún valor o participación en tu salvación, eres un atrevido al tratar de descifrar los misterios de Dios o cuestionar su soberanía y otras descripciones en las cuales quedas menos cristiano que ellos, menos educado que ellos, menos comprometido que ellos, menos espiritual que ellos, pero no te tienes que preocupar pues si eres elegido te salvas como quiera.  El problema sigue siendo que no crees como ellos creen.

Para esos hermanos que han sido acosados, coaccionados, abusados, acusados, marginados, ridiculizados, menospreciados y que han sufrido rechazo o que tienen dudas sobre su experiencia o confusión en cuanto a como se interpreta la Biblia, es que comparto esta serie de estudios.

Como dije al principio; no me interesa sacar a ningún calvinista de su convicción. No me importa. La salvación está en Cristo. El que tiene al Hijo tiene la vida, punto. Yo aprendí a respetar las convicciones de mis hermanos por más erróneos que yo crea se encuentren. Creo firmemente en la libertad del individuo. Tan firme, que defiendo la libertad de cada uno en irse al infierno si quieren. Dios no les suplica; yo tampoco. Entiendo que cada uno construye las convicciones que le son suficientes para mantener su relación con Dios y ayudarlos a perseverar. Cada uno adopta las prácticas, ritos y reglas que le convencen de que está en la voluntad de Dios. Estarán errados, pero no me toca a mí corregirlos. Si se acercan para que los corrija, pues los discípulo. Si no; respeto. Hay hermanos que perseveran con corbata y gabán y yo lo respeto. Hay hermanas que perseveran con patas pelú’as, falda y moño, y yo lo respeto. Hay gente que persevera en sábado y yo lo respeto. Hay gente que son legalistas y si les quitas el legalismo se pierden. No saben perseverar sin su legalismo, y LO RESPETO. Pero de la misma manera respeto al que necesita seguridad de salvación, ya sea calvinista o salvo siempre salvo. Pero también exijo respeto para los que no necesitamos una doctrina de seguridad de salvación y creemos que Dios dejó en manos de cada uno obedecer y perseverar. Y digo que necesitan seguridad de salvación pues su entendimiento de la salvación, gracia, justificación, espiritualidad, santificación, etc., no les permite verse en una relación permanente con el Señor a pesar de su carnalidad y el pecado en sus miembros.

En esta serie voy a compartir los argumentos que me llevan a cuestionarme la predestinación incondicional y por extensión, la tan mal interpretada seguridad de salvación. Mis estudios en 47 años me han permitido haber sido usado por Dios antes de apartarme, y me han permitido reconciliarme y volver a servirle, sin tener que recurrir a la explicación calvinista o salvo siempre salvo. Me han permitido nunca ser intimidado por los soberanistas proselitistas, militantes y rabiosos y nunca ser seducido por el glamur de tener la teología más elevada que gozan los privilegiados hermanos iluminados con el calvinismo o salvo siempre salvos.     

A través de los años he tenido discusiones con ambos bandos y nunca llegamos a nada pues ellos escogen el campo de batalla. Escogen los textos, las preguntas y el privilegio de refugiarse en los "misterios de Dios" cuando se dan con un argumento que no pueden refutar. Aquí, como es mi página y mi estudio, yo escojo el campo de batalla y las reglas del juego.  Voy a definir las cosas como se definen racionalmente, y como las define la Biblia.  Hay textos que apoyan el calvinismo que no puedo refutar. Lo admito desde ya. Pero cuando al final comparemos la cantidad de los que se pueden refutar con los que no, veremos que la predestinación no tiene la mayoría de la prueba a su favor.  Lo otro que voy a utilizar es honestidad intelectual. Me refiero a que, en cada argumento discutido, voy a presentar las consecuencias de cada conclusión, algo de lo cual huyen los proponentes de la predestinación incondicional en los debates. Por ejemplo, no es honestidad intelectual defender que Dios es responsable de los que escoge para salvación, pero no tiene nada que ver con los que se pierden. Eso es absurdo, irracional y puede rayar en lo ridículo. Voy a tratar un argumento a la vez, aunque hay aspectos de un argumento que se entrelazan con otros. Pero cada uno será estudiado aparte. Esto tiene que ser así pues una de las cosas que ocurre cuando debates con calvinistas es que quieren discutir varios argumentos a la vez. Como no aceptan que le ganes ni uno, por eso no me interesa invitarlos a ver este estudio. Esto es para los que quieren estar seguros de que el calvinismo y salvo siempre salvo son doctrinas cuestionables.

Aspirar a vivir una forma más pura del cristianismo es una legítima forma de ser más productivo para Dios. Pero ese legítimo deseo en el mejor de los casos ha llevado a muchos a revivir los Hechos o a un gran avivamiento (individual, nacional y/o generacional), pero en el peor de los casos también llevó a muchos a la hoguera (Servet, ¿He dicho nombre, yo?) y guerras entre aspirantes a un cristianismo más puro. Todas las aspiraciones son buenas mientras no nos lleven a querer erradicar al que tiene una aspiración diferente. Todos vamos a comparecer ante el Cordero y allí serán validadas nuestras aspiraciones.

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